domingo, 6 de mayo de 2007

AL FINAL



Después de todo, no puedo negar que me han dejado guapo. Bien lavado, peinado, perfumado... Hasta me han puesto algo de maquillaje. Reconozco que hoy no tenía buena cara, pero aún así me ha resultado indignante. Eso y tener que ponerme el traje y la corbata. Nunca me gustaron chaquetas ni corbatas, son ridículas, pero no me han dejado elegir.

Nubes grises arropan hoy la agonía de la tarde, y tapizan un desplomado y plomizo cielo también gris, aburrido, que entre bostezo y bostezo derrama lágrimas de lluvia, cortina de cristalinos abalorios que resbala sobre los paraguas y se confunde con llantos y plegarias que me agrietan el alma. Mis hijos lloran.

Pero se está bien aquí. ¡Cuánta quietud...! Buen lugar para quedarse por siempre, contemplando el paso reumático del tiempo desgastar esencias, clepsidras como incensarios. Ha merecido la pena el taciturno camino que he tenido que hacer hasta llegar, tan incómodo. E incluso la chaqueta y la corbata. Cadenciosos golpecitos en mi espalda han ido marcando el trayecto, y me siento un poco dolorido. Pero es tanta la calma que se respira ahora alrededor... Mientras dejan en el suelo el cajón de sastre a medida, mis sentidos se llenan de cuanto me rodea... ronroneo de conversaciones en voz baja; el aire, hoy sumiller de lluvia y lágrimas, enfriándome los huesos; los olores... Huele a romero, a húmeda tierra removida. La promesa se cumplió.

La nubes no dejan de llorar, mis hijos tampoco. Hoy me siento querido... Entre la abullonada seda blanca que me envuelve percibo en la oscuridad, a tientas, el amor que no supe ver en vida, arropándome como sudario.

Es cómodo este ataúd. Al final me hicieron caso....tierra y romero.


CALLE QUIMERA

27 comentarios:

SCD dijo...

Bastante tenebroso el relato... me gustó, es perfecto para que lo lea una amiga que le encantan este tipo de historias.
Excelente como siempre... Saludos!!!

Calle Quimera dijo...

Gracias, SCD, esperemos que también le guste a tu amiga. ¿Es SSE?

Un abrazo para ti y para tu colaboradora.

Anónimo dijo...

Uff, un relato que dentro de la inquietud que despierta y el dramatismo callado es realmente para deleitarse en la prosa hermosísima, Quimera.

Para releer y no perderse esas imágenes y metáforas impecables.
Y los sentimientos que despierta, claro.

Un abrazo

Moony-A media luz dijo...

Lo siento, Quimera, reconozco que escribes como los ángeles, pero ¡qué manía os ha dado a todos con la muerte!

Si, total, vamos a fichar todos ¿por qué regodearnos en ella?

Llegará... llegará... por lo tanto, prefiero enfrentarme a ella cuando toque, pero pasar de ella mientras no la siento cerca.

Un beso.

Calle Quimera dijo...

Muchísimas gracias por tus palabras, Miguel. Precisamente se trataba de eso, de que resultase un relato inquietante; nos alegra haber conseguido nuestro objetivo.

Un beso.

Calle Quimera dijo...

Gracias por esos elogios, Moony. La muerte es algo que está ahí, de lo que no hay escapatoria, y que llegará en un justo momento, ni antes ni después por mucho que pensemos o dejemos de pensar en ella.

No se trata de regodearse en la muerte, sino de acostumbrarse a mirarla con objetividad, con distancia, reconciliarse de alguna manera con su existencia e inevitabilidad. Yo, al menos, no le tengo el menor miedo. Al dolor físico, sí, pero miedo sino pánico... A la muerte, en absoluto. Tampoco Etinarcadia le teme, quizás por rso nos hemos permitido en este relato "jugar" un poco con ella.

Un beso, Moony.

Byron Abadía dijo...

buen relato, me recordo que estoy vivo. un abrazo grande a los dos! =)

Recomenzar dijo...

Hermosa la prosa, tremendamente melancólica.Que mas puedo decirte que no te hayan dicho. Sigue volando con tus escritos

Calle Quimera dijo...

Eso es bueno, Abandré, recordar que se está vivo, y que mientras se está vivo todo es posible.

Un abrazo enorme de los dos, compañero.

Calle Quimera dijo...

Gracias, Mucha, seguiremos volando, y siempre esperando encontrarnos en ese vuelo contigo.

Un beso.

María Scharbay Martínez dijo...

Me quedé colgada de esta prosa y la lei dos veces. Sigue en la CALLE que al parecer la casa no te sienta bien.

Besos con sal.
MS

María Scharbay Martínez dijo...

Me parece que la muerte está tan segura de si, de que llegará, que si te opones a ella hasta la vida se torna contra tí.

Mas besos con sal
MS

Calle Quimera dijo...

Las casas tienen paredes, la CALLE es libre, no tiene fronteras. Es lo mejor de ella: no hay límites...

Sí, la muerte está segura de sí, y tiene motivos: siempre gana ella. Por eso lo mejor, a nuestro entender, es codearse con ella de tú a tú, no perdernos mutuamente el respeto pero que le quede claro que la relación es de igualdad. Yo, al menos, no me asusto y la tuteo.

Un beso de sal para ti también, María. Me gustan...

MentesSueltas dijo...

Contundente, tema dificil de abordar. Elegantes letras.
Un abrazo desde Buenos Aires.
MentesSueltas

Calle Quimera dijo...

Gracias por tus amables palabras, Mentessueltas, suponen un estímulo para seguir adelante.

Un abrazo desde el levante y el sur de España.

poca luz dijo...

...estremecedor y elegante.

...vamos, que es una gozada leeros!

Un beso!

Hipatia dijo...

Soñar la muerte quizá es, como cualquier otro ejercicio mental, pensar en el futuro. Si te paras a pensar, no hacemos otra cosa que esquivar a la muerte; cuando comabatimos la enfermedad, cuando somos prudentes con el coche o la moto, con una alimentación sana y ejercicio... Inconscientemente estamos jugando al escndite con ella.
Me ha encantado, Quimera. ¿¿¿¿¿Eres Levantina????
Tu relato tiene mucho lirismo y es muy sugerente.
Muchas gracias por tu visita a mi blog.
Te mando un saludo, desde la nave Enterprise.

El perro andaluz dijo...

Si pudiera hablar después de muerto, me gustaría decir algo parecido.
Saludos.

Calle Quimera dijo...

Gracias por tus palabras, Nada. Siempre estimulan.

Un besote.

Unknown dijo...

Al final del camino, lo que necesitamos es descanso. Hermoso relato. Gracias por visitarme y un abrazo,
V.

Calle Quimera dijo...

Gracias a ti por tu visita, Hipatia.

Efectivamente, nos pasamos la vida jugando al escondite con la muerte, por puro instinto de supervivencia. No está de más hacerle un guiño de vez en cuando... Es una manera de familiarizarse con ella, de perderle el respeto. O más bien, el miedo.

Somos dos los que deambulamos por esta Calle: Etinarcadia, que sí es levantino, y Avalon, andaluza. Y, por supuesto, ayudáis a formarla todos los que transitáis por ella.

Un abrazo.

Calle Quimera dijo...

Debe de ser una experiencia eso de contemplar tu propio funeral, ¿verdad, Perro andaluz? A mí, desde luego, me gustaría...

Un abrazo.

Calle Quimera dijo...

Así es, Poeta, al final necesitamos ese descanso. La inmortalidad, si existiera, debe de ser terrible...

Un abrazo, y gracias a ti por visitarnos.

Freddy Murphy dijo...

Aunque ya te lo vas imaginando dan ganas de saber como termina, y termina muy bien, ingenioso un muerto que percibe olores.

Calle Quimera dijo...

El final no podía ser otro, Freddy. ¿Acaso hay algo distinto? Al menos, que fuese agradable...

Abrazos.

Mi nombre es Mucha dijo...

Mi estado de ánimo hoy es diferente por lo que veo tu escrito como..algo irónico...¿me entendes?
Miles de abrazos

Calle Quimera dijo...

Perfectamente, Adam &Eva. Es más, ese componente irónico no faltaba en ese texto, aunque no era el principal. Lo captaste.. :-)

Un barazo, encantados de teneros por aquí.