
La noche va desgranando sus horas, y las manecillas deambulan lenta y perezosamente circunvalando la esfera del reloj, como sin ganas. ¿Cuántos años llevaré viendo ese reloj...? Demasiados... Creo recordar que ya estaba en casa de mi abuela antes de ir a hospedarse en la de mis padres, y después en la mía. Ha contemplado mis trenzas, mi primer sujetador, ha sentido clavada en él mi mirada ansiosa e impaciente esperando la hora de la cita diaria con mi novio, creo que incluso se ha encogido en la mesa sobre la que descansa, amedrentado, al ver aproximarse las manitas curiosas de mis hijos cuando eran pequeños... No pude evitar mirarlo cuando descubrí ante el espejo la primera línea de expresión en mi rostro, y ya no tardará demasiado en ser testigo mudo de la primeras hebras blancas que algún día asomarán entre mis sienes, plateando el dorado oscuro de mi pelo.
Casi inconscientemente, mis labios tararean el bolero de Armando Manzanero..."Reloj, detén tu camino, porque la vida se acaba..." Pero no, el reloj no se detiene, avanza inexorablemente, y no consigo rehuir el pensamiento de que no hay ya tiempo ni posibilidades de vivir esa vida como desearía... Ojos que no ven, corazón que no sufre, quien no tiene inquietudes no se siente contrariado si no puede satisfacerlas. Quien no ama la existencia a tope y ansía estrujarla entre sus dedos no se siente decepcionado cuando la ve escaparse entre ellos sin haber podido probar apenas nada cuando intentaba acercar la boca para bebérsela...
Querría levantarme por la mañana y ser el peón más activo de la vida, participar en cuantas posibilidades ofrece, experimentar toda la gama de sentimientos y sensaciones posibles, caer rendida por la noche sabiendo que no me he perdido nada... Amo la vida con toda mi alma, estoy enamorada de ella; sigo sorprendiéndome, como si contemplara el milagro por primera vez, con la belleza de un sol que se va ocultando en el horizonte entre nubes de sangre, me sigue embriagando el olor de las flores, o el de la tierra mojada, continúo cerrando los ojos para imbuirme de la caricia de la brisa en mi piel como si nunca lo hubiera experimentado... Quisiera poder viajar con frecuencia para conocer cada resquicio de este mundo, hasta que no hubiera piedra debajo de la cual no hubiese mirado; desearía tener tiempo para leer todo lo escrito, todo. Para saber... Querría emborracharme de cuanto es posible conocer, hacer, vivir y sentir en este mundo, morir cansada, tranquila, con una sonrisa, sabiendo que he vivido...
Ya sé que es una utopía, claro que lo sé, pero ya me gustaría a mí...
De todas formas estoy viva, y eso es lo importante, ¿no? Mientras hay vida hay esperanza de que las cosas cambien; claro que todo puede ir a peor, pero ¿y si vira a mejor, qué…? Por lo menos estamos aquí para no perdernos la oportunidad, y eso no lo pueden decir los coleguillas que crían malvas en un camposanto...
AVALON