domingo, 20 de enero de 2008

EL ESTANQUE

Se va diluyendo la tarde entre las primeras sombras nocturnas. Una niebla blanquigris amortaja la ciudad; los edificios se desvanecen, las personas -figuras casi fantasmales, ingrávidas- parecen flotar en el aire, a cámara lenta. Contornos difusos, confusos, como soñados... Hoy me siento extraño, infinitamente cansado, hasta el punto de percibir más densas las tinieblas de mi interior que las de afuera.

Acaba el día, y mi único pensamiento es desconectar el cerebro y dormir, descansar profundamente y no despertar durante días, meses... Mis pasos, erráticos, me alejan casi sin darme cuenta de cualquier dirección, de las últimas sombras de la tarde, adentrándome en el manto negro de la noche, en calle Quimera. Allí la niebla es menos densa que en el centro de la ciudad, apenas jirones que manchan el negro que cubre ya el cielo desde hace algunas horas y pintan con sus dedos grises los edificios, las aceras. Casi nadie transita por ellas a esas horas; la calle dormita, y los sonidos, ya escasos y suaves, no hacen sino arrullar su sueño.

Asomadas a una ventana, Soledad y Melancolía me sonríen, en una muda invitación a entrar en su casa, como tantas otras veces. Por unos instantes siento la tentación de aceptar, traspasar el umbral y abandonarme de nuevo entre sus fríos brazos, permitir que sus labios gélidos me besen, robándome el calor de los míos. Pero en esos momentos un saxo de voz rota parece sajar la noche. Es el hombre blues, que, apoyado indolentemente en una esquina, deja hablar a su instrumento improvisando unas notas.

Me paro a escuchar, prendido de esos acordes que se elevan hacia el cielo en una escala musical por la que quisiera ascender hasta llegar a las estrellas y encontrar a esa que tiene la respuesta, pero que no deja de jugar al escondite. La música despierta a la noche, la dota de vida y la viste de magia. Cuando calla, todo parece haber sido un sueño. Y la noche queda de nuevo dormida y desnuda.

Ya no deseo aceptar la invitación de Soledad y de Melancolía. Hoy no... Con una leve sonrisa y un ligero gesto de la mano me despido de ambas, que, decepcionadas, me devuelven la sonrisa y el saludo, y continúo en mi caminar. Ahora son mis pies los que me guían, es como si tuvieran urgencia por dirigirse a algún lugar determinado.

Al pasar por delante de la taberna casi tropiezo con otro viejo conocido, Dolor, un habitual compañero de copas, sonriente e incitador, como siempre, que me hace gesto de entrar en el local. Pero no, hoy no quiero compartir mi soledad ni ir de bar en bar con él, como tantas otras veces, ahogando penas en vasos, bautizando el alcohol con lágrimas, esas que la Acunadora de Lágrimas, la que nos duerme la pena, no consiguió verter en el Mar de la Calma. Hoy no... Otro día será.

Mientras continúo caminando diviso a lo lejos las últimas casas de calle Quimera. Alejados de la luz de las farolas, amparados en las sombras que proyecta la fachada de la casa que pone fin a la calle, Nostalgia y Desamor se besan apasionadamente, sus manos recorren con urgencia sus respectivos cuerpos. Ni siquiera el sordo sonido de mis pasos sobre el adoquinado consigue que se sobresalten. Tan abstraídos están... Sé que ni siquiera me oirán, pero al pasar por su lado susurro bajito y con una sonrisa cómplice: "Buenas noches", apurando ya los últimos metros que me separan del campo abierto.

La niebla se ha ido despejando, y la noche está particularmente hermosa. La primavera toca ya a su fin. El aire, denso, trae en sus leves brazos el espeso perfume de las flores, acentuado por el incipiente calor que antecede al verano. Las estrellas guiñan pícaras en el cielo, como lejanas farolas queriendo iluminar la negrura reinante a esas horas, y entre la seda negra de la noche asoma una luna redondita y blanca, que se mira, curiosa, en el pálido azogue de las aguas de un enorme estanque engalanado de gráciles nenúfares, tranquilo, sereno, casi adormecido por el canto tibio de los grillos y la sonatina de las ranas.

La noche tiende su velo negro sobre las aguas, la luna deposita besos de plata en su plácida superficie, y las flores las envuelven en su perfume para hacer más sosegado su descanso.Un pequeño puentecito de madera se arquea de orilla a orilla, ese grácil puentecito de madera de todos los estanques de los libros de cuentos.

Y hacia allí me dirijo , hechizado por la serenidad que desprenden la noche calma, la luna blanca, el estanque dormido, embebecido de la fragancia nocturna, de la de la hierba y las flores, de la música que suena a esas horas en la campiña.

Crujen a mi paso las maderas del puentecito al cruzarlo. El cansancio del día y de las horas de caminata han hecho mella en mí, necesito descansar, y de alguna manera sé que he llegado al sitio adecuado. Me acomodo junto a la orilla, dejando la vista vagar por las plácidas aguas iluminadas por la luna, en las que también parecen flotar, junto a los nenúfares, mis pensamientos.

Y repentinamente, algo llama mi atención. La quieta superficie del estanque se agita levemente, y sus verdinosas aguas se rizan silueteando la figura yacente de una mujer que emerge del fondo poco a poco. Bella, de largos cabellos, hermoseada por un largo vestido de seda verde, parece dormir plácidamente flotando de forma irreal sobre las aguas, pero todavía cubierta por ellas. No sé bien por qué, pero la contemplo sin miedo.

- ¿Quién eres? -musito casi de forma mecánica. El sobresalto aparece al oír una voz femenina que resuena en mi mente.

- Mi nombre es Esperanza.

- Pero, ¿qué haces ahí dentro del estanque?- pregunto con el estupor aún reflejado en mi rostro.

- Vivo aquí.

Miro la yacente figura, el rostro plácido, aureolado de una paz infinita, y pienso que es el ser más bello que he visto en mi vida. Ni un músculo de aquella cara se mueve, ni los ojos se abren, pero siento que ella me mira y sonríe. Es la sonrisa más bonita del mundo, y me caldea el corazón. También quiere ser una sonrisa el rictus que tuerce mi boca cuando me asalta el irónico pensamiento de que esa mujer está como yo, siempre con el agua al cuello.

- Precisamente ahí es donde estoy siempre, bajo las aguas que parecen ahogar- dice ella, como respondiendo a mis pensamientos - Nadie que consiga verme perece en ellas.

- Nunca te había visto entre las aguas que me ahogan a mí.

- Nunca me habías buscado- sonrió Esperanza- Pero siempre estoy en ellas. Recuérdalo. Siempre.

De nuevo, la superficie comenzó a espumarse en torno la silueta de la mujer.

-¡No te vayas! Ahora no...

- Bésame- La voz femenina resonó en mi mente con lo que me pareció un cierto tono de urgencia. Por un segundo tuve miedo de hundir el rostro en el agua para responder a su petición, pero la duda solo duró una fracción de segundo. La besé, sorprendido de no sentir la menor sensación de asfixia, y de notar calidez en aquellos fríos labios.

- Ahora soy tuya. Ni tiempos ni distancias nos separarán ya. Cuando me necesites estaré a tu lado, no lo olvides.

La voz femenina se iba perdiendo en mi mente mientras el cuerpo se hundía poco a poco en el fondo del estanque. En escasos minutos, la superficie volvió a recuperar su aspecto espejado, sereno... En esos momentos, empecé a pensar que todo había sido producto de una especie de pesadilla, fruto probablemente del cansancio acumulado durante el día. En realidad, ni siquiera podría decir cuánto había durado todo aquello: segundos, horas... Sacudí la cabeza, confuso. ¿Por qué, entonces, si solo había sido una ensoñación, conservaba aún el calor de aquel beso y de aquella sonrisa, por qué no dejaban de flotar en mi mente las palabras de la dama? ¿Por qué tenía la extraña sensación de que ya no estaba solo, de que una presencia etérea, inconsistente pero tremendamente palpable se había instalado en mi interior?

Mi vista se desvió del estanque y se dirigió a la cercana ciudad. El cielo estaba también hermoso allí, había desaparecido toda traza de niebla. Era curioso.. Tampoco quedaban ya jirones de ella dentro de mí. Lanzando una última mirada a las quietas aguas me levanté, y mis pasos se encaminaron, ahora sí, a la taberna del Irlandés. Tal vez encontrara allí algún amigo con ganas de beber y reír. Quizás Avalon estuviera ya hablando con el buen tabernero convenciéndolo para que nos dejara probar su bebida secreta .Tal vez algunos de vosotros os dejéis caer por aquí, y es que en Calle Quimera todo es posible..............



ETINARCADIA Y AVALON

Está inusualmente bulliciosa esta noche la Taberna: risas, música, algazara... Es el cumpleaños de Raúl, y la cerveza corre con alegría de mano en mano. El Irlandés invita. Pero creemos que aún no lo sabe... :-) Bueno, vale, Etinarcadia y Avalon ponen los globos y la tarta, con sus 38 velitas. Valeee.... Y las chuletitas esas que tanto te gustan, Raúl. ¡¡Felicidades!!



48 comentarios:

El antifaz dijo...

Si por favor. Tabernero, ponme una copa a mí también. Saca ese líquido que sólo tú sabes cómo se hace y que cuando el DOLOR bebe se cura, cuando la MELANCOLIA moja sus labios se ríe, cuando la SOLEDAD agarra la copa brinda con todos nosotros, cuando la NOSTALGIA da un trago se tiñe de música alegre.
Dame un trago a mí también. Que vengo como tú de besar a la ESPERANZA.
Besos, salud y que no falte el vino!!

SCD dijo...

¡¡¡Vaya!!!, no dejan de sorprenderme con sus relatos, sin duda en Calle Quimera todo es posible, gracias a ustedes la esperanza ya tiene forma.

Por cierto, yo tambien ya estaba en la Taberna del irlandés, como siempre viendo el partido del Barcelona :-D

Saludos amigos!!!

Anónimo dijo...

No sabéis cuánta alegría me ha causado ver la pintura de Temple Bar! cuántas veces he caminado por esa calle... tantas veces cómo las que estoy paseando por esta otra...

buenas noches callejeros

Project Prodigy dijo...

Thank You! I will enjoy the adventure! From Colorado, USA...I like it! I'll subscribe to your blog. Stop by mine at anytime!
www.probableopposite.blogspot.com

Calle Quimera dijo...

He convencido al tabernero para que saque en esta ocasión esa bebida especial, Antifaz, y por fin le he podido sacar el secreto. Me confesó al fin que radica en las papilas gustativas de cada cual. Cuando las papilas están impregnadas de una actitud positiva, ilusión, fuerza de voluntad y esperanza el Dolor cura, la Melancolía sonríe, la Soledad pierde frialdad, y la Nostalgia se alegra con la música, sobre todo cuando somos capaces de interpretar nosotros esa melodía.

No creas, me costó lo mío hacerle hablar. Espero que no me haya engañado... :-)

besos y salud. Y vino, que no nos falte...

Calle Quimera dijo...

La palabra "imposible" no debería figurar en ningún diccionario, SCD. Por lo menos, en el que hay en la Biblioteca pública de Calle Quimera no viene esa entrada.

Oye, ¿y cómo quedó el Barça por fin..? ;-)

Besotes, y salud.

Calle Quimera dijo...

¡¡Callejerilla..!! Me alegra muchísimo cruzarme de nuevo contigo. Hoy hace una noche preciosa para pasear, ¿verdad? Y además, la anima la música del saxofonista que hay a las puertas del Temple Bar. Es suavita, algo melancólica, pero si te fijas bien no es nada triste. Acaricia... ¿Cómo te suena a ti?

besotes, y salud. Salud es lo que desea siempre Etinarcadia, mi compañero de blog. Para él es lo más importante, o casi, que se puede desear.

Calle Quimera dijo...

Wellcome to Calle Quimera, Matt. Thanks for visiting and subscribing us, we hope you enjoy this blog, and have good luck with yours.

My partner doesn´t speak English, and I only speak a litle bit, but we´ll stop by your blog anytime.

Kisses, and health.

RosaMaría dijo...

Hermoso recorrido, nos cruzamos porque aquí estoy después de haber caminado por los senderos mágicos de tu relato. La bebida un poco fuerte pero tu cumple y mi primera visita la hacen placentera. Veo pocas velas en esa torta. Es un placerhaber pasado por aquí.
Felicidades

Trini Reina dijo...

Pues, en primer lugar ¡Feliz cumpleaños! 38 años, quién los pillara...

Luego, felicitaros por este relato que no puede ser más hermoso de lo que es.

Cuántas veces he jugado a esconderme de las zarpas de soledad y melancolía; muchas, infinitas.Y, qué decir del tenaz señor dolor, a ese sí ue cuesta evitarlo. Así que entiendo este post, bellísimo post de hoy. A veces, las tinieblas tienen una extraña belleza que nos avasalla. No siempre lo alegre es hermoso.
Es curioso, siempre he visto a esperanza, sentada en un rayito de sol, nunca en el agua...

Besos a pares.
Gracias por este relato, esto sí que e sun regalo.

http://poemasdeshanna.blogia.com

Anónimo dijo...

Felices 38!!! Precioso el relato, y que hermoso saber que han encontrado a Esperanza, que nunca se pierda, que siempre los acompañe a los dos... Un abrazo grandotote. Salud!!!

Les aviso amigos que hay alguien que se ha dedicado a dejar en mi blog comentarios poco respetuosos y está suplantando el nombre de un bloguero. Hoy eliminé la opcion de comentarios en el post a ver si se
fastidia y deja ya de molestar.
Solo para que lo sepan. :)

Mónica Lima Quinto dijo...

Que bonito y que buen mensaje, hay que dejar atrás los sentimientos positivos y dar paso a los negativos.

Calle Quimera dijo...

Monica,cada día me sorprendes más.A si que ahora te has pasado al lado oscuro de la fuerza.Pues suerte.SALUD¡¡¡.

Malena dijo...

Felicidades Raúl y felicidades Quimeras. ¿Quién mejor que yo,la ocupa oficial, para decir que en Calle Quimera todo es posible?

Miles de besos.

Enmascarado dijo...

No puedo más que felicitaros por este viaje hacia los sentidos por vuestra inigualable calle.

Agradecer vuestra visita a mi humilde blog de unos maestros como vosotros, un lujo para mí.

Felicidades Raúl por tu cumpleaños y por elegir el Temple Bar para celebrarlo

El perro andaluz dijo...

Ls esperanza en Calle Quimera, jamás se hace esperar, y la belleza de sus textos, jamás se ha de acabar.
Un abrazo de esperanza.

poca luz dijo...

...una paseo que lleva a la serenidad de la esperanza.

...hermosa narrativa, una generosa puesta en escena...y esa música ...

Felicidades para Raúl ... y muchos besos para vosotros.

María Narro dijo...

primero felicidades a Raúl, y enhorabuena por el relatazo.

Sí, sin duda todo, pero tooooooodo, es posible en Calle Quimera.

Sois enormes.

Besos.

pd. por cierto, Avalon tienes que decirme frase en el meme de mi blog. Lo he variado un pelín y voy a poner las frases de los comentarios -¡y autor!- en el post... por el burro ná más jajajaj

Calle Quimera dijo...

Bienvenida a esta calle, Rosamaría. A Etinarcadia, mi compañero de blog, y a mí nos alegra que te haya resultado un paseo agradable. La tarta era para un amigo nuestro, Raúl, y sí, tenía pocas velas, sobre todo para que no se agobiase con el montón de años que cumple: nada más y nada menos que 38... :-)

besos, y salud. Será un placer cruzarnos contigo siempre que te apetezca.

Calle Quimera dijo...

Eso mismo le dije yo a Raúl en su blog, Trini, que quién pillara los 38 ..:-)

No todo es siempre blanco o negro, hay mil gradaciones de color entre el uno y el otro que hacen que ni todo lo alegre resulte hermoso ni todo lo triste resulte feo. El dolor, la soledad y todos los demás se llegan a soportar más de lo que en principio hubiéramos pensado. ¿te acuerdas del dicho ese, "Que Dios no nos mande todo lo que podamos soportar? Pos eso..

besotes, y salud.


Cuando estás con el agua al cuello es cuando más necesaria es la esperanza, y por eso la hemos situado ahí, donde menos se sospecha que está y donde más falta hace.

Calle Quimera dijo...

Que la esperanza nos acompañe siempre a todos, Raizen, ese es nuestro deseo.

Te agradecemos el aviso, esperemos que esa persona que no tiene nada mejor que hacer encuentre algo en qué entretenerse en vez de dedicarse a esombrecer el buen ambiente que reina entre los compañeros.

Besotes, y salud.

Calle Quimera dijo...

Tienes toda la razón del mundo, Malena, nadie mejor que tú para decirlo, que tienes la prolongación de calle Quimera en tu Tintero de china.. :-)

besazos, y salud a raudales, guapa.

Sluagh dijo...

Muy hermoso este paseo interior por esa calle y esa noche.
Desde luego, calle quimera es mágica. No sólo puedes encontrar en ella amigos, sino también Esperanza.

Saludos a todos y felicidades al cumpleañero.

Jassy dijo...

Parece un cliché pero si pues,la esperanza es lo unico que no se pierde.
Precioso el texto lindos los gráficos y felices 38 a Raúl
Muchos besos, siempre me dejan una sonrisa.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Que bonito el relato, precioso. Antes de nada las felicidades por adelantado.

A mi con la esperanza me pasa un poco lo que a Obelix con la pócima, debí casi ahogarme en esas aguas en las que está y por eso siempre, incluso en los momentos más desesperados sé que todo puede cambiar, que todo va a cambiar.
Y aún siendo bueno, a veces es un error ser siempre tan confiado.
¿Recordáis las impactantes imágenes de tsunami de hace unos años? Pues me conozco y de haber estado allí, ante la crecida estoy convencido de que yo estaría diciendo, no es para tanto. Y sí, si que era.

Saludos.

Manuel Rubiales dijo...

Yo flipo con vosotros, a ver si encuentro algún apartamento a buen precio en vuestra calle que me voy, del tirón, a vivir allí. Qué delicia de literatura.
Vino y besos.

Anónimo dijo...

Gracias por lo de "Callejerilla" jaja y sí, está haciendo unas noches estupendas para pasear... aunque por Temple Bar, siempre era un buen momento para caminar: su música, la gente, las flores, los colores... si cerrabas los ojos, y quedabas quieto por un momento, podrías pensar que estabas en Sierpes... ;) o... en la Plaza Nueva...

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Vaya la felicidad por delante...yo hace tiempo que dejé los 38...a los ....bueno mejor callo...
a mi me ocurre a veces eso de "me siento extraño, infinitamente cansado, hasta el punto de percibir más densas las tinieblas de mi interior que las de afuera y me encuentro solo, apesadumbrado...no se será la distancia que a veces cae en el olvido...solo me alegran sus ojos, su mirada...su mano....¿será el invierno?...un saludo

Raùl Junquera dijo...

Bueno bueno bueno, ayer me llevè esta sorpresa, evidentemente el lunes casi no aparecì por internet, pero ayer me quedè KO, no solo por el bello texto, hoy estuve pensando en el trabajo todo el dìa en esto que habeis escrito y vuestra felicitaciòn, no me voy a caè a coba con nadie, ni lo necesito ni lo necesitais, pero esa felicitaciòn me ha llenao tanto como el mejor regalo que haya recibio...

Gracias AVALÒN
Gracias ETINACARDIA...
Gracias a todos los que tuvieron bonitas palabras para mi.. y tambièn pa los que no las tuvieron.

Anónimo dijo...

Felicidades !!

Anónimo dijo...

He caminado desde hace tiempo en la calle quimera, atestada de curiosos transeúntes. Me emociona no encontrar la dirección de salida.
Gracias por vuestra compañía.

Victoria Caro dijo...

Un relato precioso, un recorrido por los sentimientos, está muy bien caminar hacia la esperanza, sorteando los obstáculos de la soledad y la melancolía y el dejar a su aventura la nostalgia y el desamor.

Esta calle se asemeja mucho a la de mis sueños.

Besos.

Calle Quimera dijo...

Magia hay en casi todo lo que nos rodea, Sluagh, a poco que se quiera ver, y lo que intentamos es que en esta calle también esté. La esperanza vive en cada uno de nosotros, o debiera vivir.. Aun en los peores momentos ella está ahí, bajo el agua que nos ahoga. Es lo que pretendíamos recordar...

Besos, y salud, amigo.

Calle Quimera dijo...

La esperanza no se pierde nunca, Jassy, somos nosotros los que nos alejamos de ella cuando las cosas no van bien, y es precisamente cuando más debiéramos recurrir a lo que nos puede dar: las ganas de seguir adelante.

Gracias por tus palabras, solete. Un beso, y salud.

Calle Quimera dijo...

A errores siempre estamos expuestos, Goathemala, es propio de la condición humana, pero yo creo que es mejor equivocarse por confiado a por todo lo contrario. Vivir sin esperanza no es vivir...

Bueno, te equivocaste con el tsunami pero seguro que has acertado en muchas otras cosas cuando has mantenido la esperanza, ¡a que sí?


besos, y salud.

Calle Quimera dijo...

Es que yo también soy callejerilla, Anónimo, me gusta perderme por las calles, imbuirme de toda la vida que hay en ellas de día, o de la paz que respiran por la noche. Además, eso de "anónimo" es muy impersonal, y ya que nos ponemos de palique a estas horas es mejor algo más personal, ¿verdad? ;-)

Nunca he estado en Irlanda, es una de mis asignaturas pendiente, pero sí en Escocia y en parte de Inglaterra, y supongo que la calle del Temple Bar debe de ser como una de esas bulliciosas del centro londinense que tanto me gustan.. Y es que hay lugares que, por muy lejanos que estén, te hacen sentirte como en casa. Decididamente, tengo que ir a Dublín.

besotes, callejerilla, y salud.:-)

Calle Quimera dijo...

Na, Manuel, di tú cuál eses el apartamento que te gusta y ocúpalo de inmediato. Ya ajustaremos el precio. Ah, aquí se paga en vino y besos, esa es la moneda. Bueno, y
tenemos otra: la salud.


besos, vino y salud.

Calle Quimera dijo...

¡¡Shhhhhhh!!! Calla, calla, Manuel... Yo tampoco tengo ganas de recordar cuándo dejé los 38 atrás..je...

Así, infinitamente cansados, rotos, creo nos sentimos la inmensa mayoría de vez en cuando, qué remedio. Será que la vida nos da una de cal y otra de arena. Y tú tienes esos ojos, esa mirada...

besotes, y salud.

Calle Quimera dijo...

Sabemos perfectamente no que no es coba lo que nos dices, Raúl. No te vemos nosotros dándole coba a nadie.. :-) A veces el mejor regalo es el más humilde, pero que sabes que está hecho con todo el cariño del mundo, y este es así. Humilde pero sincero.

Dos besos muy grandes, rey (el de Etinarcadia sin mariconadillas, ya lo sabes..), y mucha salud pa cumplir otros 38 como una rosa. Los 38 siguientes, por mucho que queramos ya estarás un poco cascadillo.. ;-)

Calle Quimera dijo...

Viajeroalado, seas muy bienvenido a esta calle. A Etinarcadia y a mí nos alegra que te hayas sentido tan a gusto en ella que no te apetezca encontrar la salida.

Gracias a ti por acompañarnos. Besos, y salud.

Calle Quimera dijo...

Gracias, Victoria. Ojalá sea ese el recorrido que hagamos siempre, avanzando hacia lo postivo y dejando los obstáculos en la cuneta del camino. No en todas las ocasiones es fácil, pero por intentarlo que no quede, ¿verdad?

besos, y salud.

Calle Quimera dijo...

Ay, María, este compi mío y el burro.. No tiene arreglo, pero el tío acaba despertando la sonrisa. Y de eso se aprovecha, porque ya me quedo sin gas para reñirle..je..

Besotes. Y salud a chorros.

Calle Quimera dijo...

Cuando vi el post que Nada te dedicaba por tu cumpleaños pensé que lo menos que podía hacer era felicitarte personalmente, Enmascarado, y me alegré de haberlo hecho, porque lo que había allí merecía la pena. Siendo amigo de Bea, no podía ser menos..

Gracias a ti por haber venido hasta esta calle, y nos alegra de verdad a Etinarcadia y a mí que te hayas sentido a gusto en ella, Bienvenido siempre que te apetezca..

besos, y salud.

Calle Quimera dijo...

Hala, Allan, un comentario cuyas palabras riman.. ;-) Que nunca nos falte la esperanza, querido amigo; después de la salud, es lo que más vale en este mundo. Con ella nos vemos capaces de conquistar el mundo, pero sin ella...


Besotes miles, y salud.

Calle Quimera dijo...

Y de la esperanza, a la cima del mundo, Nada... Lo más laborioso es conseguir que nos acompañe siempre, lo demás es pan comido.

besotes, guapa, y salud.

Anónimo dijo...

Acabo de darme cuenta de la primera foto de esta entrada... la calle de la Clerecía de Salamanca??? corregidme si me equivoco! aunque no sea, ya que la he sacado a relucir, podría decir de ella que es otra mágica calle para pasear una y mil veces, sobre todo, y en contra del bullicio de Sierpes o Plaza Nueva, si no hay nadie en ella... te transporta a otro siglo... :)

Anónimo dijo...

¿Es o no es Salamanca? :(

Calle Quimera dijo...

Ay, Callejerilla, perdona, se nos había pasado este comentario tuyo... Lo siento, de verdad. Pues para decirte la verdad, ni idea.. La foto es del Google, la vimos y nos gustó para el post. Nuca hemos estado en Salamanca, ninguno de los dos, y no podríamos identificarla, y tampoco nos fijamos en si había o no referencia a la ciudad en la que estaba tomada.

De todas maneras, si se trata de la calle Clerecías sin duda es una buena calle para pasear, y más si hay un poquito de niebla. Le da misterio...

Besotes, guapa.