viernes, 4 de enero de 2008

EL CASTAÑERO


Hace unos días que la lluvia visita también estas tierras del sur, pero se retira pronto. Sobre mediodía las nubes se dispersan en busca de otros horizontes, dejan paso a un sol espléndido, y la temperatura diríase que es hasta cariñosa aun cuando el mercurio ha bajado sensiblemente estas últimas semanas. Una temperatura tan especial, agradable y dulce como sólo se da por estos pagos. Ayer decidí, pues, irme a dar un paseo por el centro. Al salir hacía un poco de fresco, pero enseguida empezó a dejarse sentir el calor del solecito. Una auténtica delicia... Rayos como dedos humanos, cálidos, tiernos, palpando con delicadeza la piel. Ciertamente era una sensación única.

Las calles del centro estaban muy concurridas. Aunque he de admitir que me fastidia el bullicio disfruto mucho vagando por ellas, llenándome la retina de los edificios de porte señorial que abundan por esta zona, de la luz especial que tiene mi ciudad, la transparencia del cielo después de estos días en que ha llovido, de tantos árboles, sobre todo naranjos, que jalonan el adoquinado, del colorido extraordinario y pintoresco que prestan los muchos tenderetes que alfombran las aceras, del ambientillo de las calles, que están animadas sin resultar agobiantes…

Inevitablemente, los músicos callejeros invaden casi cada trecho de las vías más comerciales. Ayer, unos indios ataviados con los trajes típicos de la parte norte del continente, con los tocados de plumas y toda la parafernalia, cantaban, bailaban y tocaban música. Sus instrumentos de viento y percusión despedían al aire melodías impresionantemente dulces, yo diría que espirituales. Unos metros más allá, un trío --dos hombres y una chica-- interpretaban música clásica en una esquina. Y al lado, un humeante puestecillo de castañas asadas, una de las estampas más invernales que existen. No hay palabras para describir lo que era aquello... El bulle-bulle de gente caminando más o menos presurosa, la música, el olorcillo de las castañas, el aire ya frío a últimas horas de la tarde rozándome la piel, el colorido de las baratijas que exponían sobre mantas los vendedores ambulantes... Me quedé allí un ratillo, impregnándome de toda aquella eclosión de vida. Eran los cinco sentidos en carne viva.

Pasadas las 9 las calles estaban ya casi vacías, una vez finalizado el horario comercial. Y de vuelta a casa asistí a una escena que me enterneció. Un chico muy joven tocaba un acordeón, sentado en el suelo, y a su lado una niña apenas crecida alargaba la mano sujetando una pandereta, esperando que la buena voluntad de los viandantes dejara en ella monedas suficientes para cenar aquella noche. Eran extranjeros. Mientras yo depositaba algún euro que otro en la improvisada bandeja, pasó por delante un castañero. Éste de repente se paró, les sonrió ampliamente y sin mediar palabra alguna, les regaló un cartuchito de castañas calentitas a cada uno. Reemprendió su camino y su figura fue menguando poco a poco, al tiempo que empujaba a paso lento, sin prisas, el carrito calle arriba.




Supongo que esas castañas caldearon el estómago de la jovencísima pareja, pero aún caldearon más mi corazón. Es el tipo de gesto, por lo espontáneo, por la sonrisa amabilísima en que su autor lo envolvió, que me hace creer que hay buena gente por el mundo. Seguramente esta anécdota es una nonada, ni siquiera merece la pena ser referida, pero a mí me llenó de ternura, y agitó en mi interior la confianza que quiero conservar, aunque a veces me cueste tanto trabajo, en la bondad intrínseca del ser humano.

65 comentarios:

poca luz dijo...

... :)

...linda, qué puedo decirte?

...que primero pude disfrutar del calor de tu relato y terminé con una sonrisa mientras me aguantaba las lagrimitas?

Un abrazo para tí y a toda esa gente que se encarga de recordarnos lo más hermoso.

Miguel Schweiz dijo...

Precioso Avalón... Son esos acontecimientos espontáneos, sencillos y tiernos que quizás más terminan por conmovernos. La gesta del gesto cotidiano.
Bello... bello...
Muchos besos y gracias por rescatar la belleza de lo simple.

El antifaz dijo...

Sabes Avalon? Te voy a confesar algo. Cuando abro la página que se llama Calle Quimera tengo la misma espectación de una niña que piensa que llenará la pandereta de monedas. Cuando acabo de leer vuestro último post me quedo con la sensación de que me han regalado un cartucho de castañas.
La castañera eres tú.
Besos.

María Narro dijo...

¡Sevilla tuvo que ser! es mi ciudad preferida.

Sabes, cielo? en la ternura de lo espóntaneo, de lo pequeño, reside la auténtica Belleza.

Un beso grande, a los dos.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Cuando describías tu paseo, me describias el Centro de Sanlúcar...sus músicos callejeros, sus tenderetes de hombres de color (amarillos, cobrizos, negros...y al inicio de la Calzada...sus castañeros y castañeras...pero tu final de relato...es un buen regalo de reyes... tierno... ¿anecdótico? por lo que tiene de inusual si...estas son las cosas que te hacen dormir bien...abrazos amigos

Anónimo dijo...

...me da igual, cantar en Sierpes que en la Plaza Nueva...

Alberto López Cordero dijo...

Con cada uno de esos pequeños gestos vamos llenando nuestra vida de momentos que tal vez no valoramos en ese mismo momento, pero que con el paso del tiempo recordamos y añoramos.¿Quién no recuerda un paseo con su chica o chico bajo la lluvia? ¿ quién no recuerda un banco de un parque? ¿quién no recuerda una de esas tardes como la tuya?.

yraya dijo...

No me estraña que esa imagen te haya llenado de ternura, hay tan pocas de ellas ya.
Oye que con ese paseo al calor de esos rayos de sol dan ganas de coger el tren y compartir esas sensaciones.
Un besito y buen finde.

Jassy dijo...

Benditas castañas y bendito el castañero. Supongo que esas cositas hacen que Dios todavia no haya perdido la esperanza en los hombres.
gracias por compartir esa preciosa historia, todos los dias se aprende, a que si?

Ana dijo...

Un maravilloso paseo visto a traves de tus ojos, Avalón. Y con la sensación de oler esos naranjos, ese aroma a castañas y ese calor humano, con el que nos ha deleitado.
¿Cuántas historias maravillosas no encierran esos músicos que amenizan las tardes de compras de tantos y tantos viandantes.
Besos para los dos.
Felíz dia de Reyes.

Pd: Mañana tambien es un día para poner todos los sentidos en lo que acontece en nuestro alrededor.

Sluagh dijo...

Gracias por transportarnos por un momento a esas calles de Sevilla y, ¿por qué no?, por transportarnos a las sensaciones que nos debería traer la Navidad.

El mundo es como un mar lleno de icebergs: está repleto de cosas hermosas y grandes, aunque de ellas sólo veamos asomar de vez en cuando nada más que la puntita.

Un abrazo.

Raùl Junquera dijo...

El castañero es el ser en el que nos deberiamos fijar, ese es el personaje al que admiro, si no fuera por ustedes nadie sabrìa de su gesto...Valen màs y hacen mejor acciòn las castañas que los millones de euros recogidos por personas con afàn de protagonismo e imponiendo una solidaridad que ni ellos mismos se creen, las castañas llegan enteras al estòmago, lo recaudado por millonarios "solidarios" en ocasiones no llega a su destino ni el 40% y los que piden toda esa solidaridad en muchas ocasiones cruzan la calle para no pasar cerca de la pandereta.

Me conmueve tu historia, me conmueve todas estas historias de los personajes anònimos que son los verdaderos "GRANDES CORAZONES", grandes corazones como el tuyo AVALÒN, que despuès de tu paseo por Sevilla y habiendo visto cientos de cosas resaltas la buena acciòn del castañero, estoy hasta seguro que sentistes envidia de no ser tù la CASTAÑERA y dejar la ganancia del dìa en esa pareja jovencìsima para seguir vendiendo castañas y llevar algo caliente a tu casa...Pero tambièn estoy seguro que de esto nadie se enterarìa(tù no lo pregonarias) a no ser que pasara otra AVALÒN cerca tuya y nos deleitara contando la historia como has hecho tù.

Me invitas a unas castañas???..

Paco dijo...

Espero que lo estés pasando bien.
SALUDOS -AL DUETO-.

El perro andaluz dijo...

Ha de haber una Calle Quimera, en cada lugar del mundo. Observando la vida con ojos de ver, la podemos encontrar, incluso entre tinieblas.
Un beso grande Avalon, con sabor a castañas.

Alex Sual dijo...

Entrañable anécdota que me hace creer aún en la gran humanidad de las personas... por encima de "castañero", de "yuppies", de "sangre azul", del abrigo que se vista...
Me encanta perderme en este Calle Quimera... porque me reconforta... y me gustaría quedarme en ella para siempre... donde despojarme de mi "pesado abrigo"....
Gracias... por vuestras palabras... que para muchos son "ese cucurucho de castañas calientes" que caldean gélidas almas perdidas en laberintos serpenteantes de calles sin nombre...
Un saludo...

Malena dijo...

Gracias Avalón por haberlo contado. No es sólo la descripción del ambiente de las calles de Sevilla, es la descripción de unos sentimientos que te contagian y te hacen compartir contigo la sensación de que todo no está perdido en este mundo.

Gracias por compartirlo. Feliz Noche de Reyes, gemelita.

Mil besos.

Helena dijo...

Un texto maravilloso, tan bien descrito que ha conseguido transportarme a ese lugar.

Y sí, aunque a veces se hace dificil, hay que confiar en la bondad que todo ser humano lleva en su interior. Pensemos que es así.

Besos, y Feliz día de Reyes.

Calle Quimera dijo...

Es que estamos tan acostumbrados a que siempre se nos resalte la parte negativa del entorno en que vivimos, Nada... Pones un informativo o lees los periódicos y casi todo el espacio lo ocupan desgracias y calamidades. Rara vez es noticia algo que nos devuelva la confianza en el ser humano, y desde luego nunca un gesto de este tipo, que a mí al menos, y precisamente por lo simple y anodino, me hace pensar que en el fondo a la mayoría de las personas nos sale de muy adentro ser buena gente.

Besos, guapa.

Calle Quimera dijo...

Es eso lo que tiene verdaderamente valor, Miguel, que fue un gesto sencillo, espontáneo, esas cosas que no planeas sino que te salen de dentro en un momento determinado.

¿Sabes? estuve dudando si publicar esta anécdota o no; por un momento me llegó a parecer hasta cursi, pero luego lo pensé mejor. Si la bondad y la solidaridad espontánea, esa que se lleva dentro, es una cursilada, benditas sean las cursiladas.

Un besote.

Calle Quimera dijo...

Confesión por confesión, Antifaz, te diré que me has emocionado con esas palabras. Cuando Etinarcadia y yo abrimos este blog no solo pretendíamos expresarnos; lo hicimos con el corazón cargado de unas ilusiones y unas esperanzas que seguramente nunca hubieran pasado de ser quimeras... hasta que algunos hablaron en primera persona plural de esta calle aludiendo a ella como "nuestra calle", o hasta que alguien nos dice algo como lo que tú has escrito en este comentario. Alguna de esas ilusiones y esperanza se cumplió, y entonces una se hace consciente de que las quimeras no son tan utópicas como suponemos, que a veces, contra todo pronóstico, se convierten en realidad.

Como todavía hoy es navidad y el árbol sigue puesto, voy a colocar una velita por tu quimera. Quizás un día no lejano me digas "Avalon, llevabas razón: las quimeras son posibles".

Toma, un cartucho de castañas. Están calentitas, recién hechas. Cógelo con las dos manos, enseguida sentirás que el calorcito anega toda tu piel hasta traspasarla y llegar a tu interior. Besos, y gracias por estas palabras.

¿Sabes algo? Hace poco alguien me dijo exactamente lo mismo que tú, la misma frase: "La castañera eres tú". Y exactamente en el mismo sentido. Ya te comentaba antes que me había emocionado leerte...

Calle Quimera dijo...

Ea, María, ya me has tocado la fibra sensible.. Es que estoy enamoradita de mi ciudad.. Aunque he de confesarte que a partes iguales con Cádiz. Las quiero a las dos con toda mi alma, y esta cascabelea cuando oigo un piropo a cualquiera de las dos.

Es cierto, la belleza está en lo más simple y aparentemente anodino, pero hay que saber mirar. No todo el mundo tiene la facultad de saber ver lo que está escondido, de no dejarse encandilar solo en lo aparente.

Besotes, preciosa.

Calle Quimera dijo...

Seguramente es fácil ver reflejado en esas líneas el centro de cualquier ciudad, Manuel- Tuccitano: el bullicio, el colorido... Aún quedan castañeros por las calles, y , lo más importante..castañeros de buen corazón. Y todo esto es tanto como decir que en todos lados hay buena gente... A mí me gustaría pensar que no es tan inusual, aunque la realidad se empeñe en desmentir esa idea más a menudo de lo que me gustaría.

Besotes.

Calle Quimera dijo...

Cualquier lugar de Sevilla es bueno para cantar, Anónimo...

Gracias por tu visita, un saludo.

Calle Quimera dijo...

Es cierto, Alberto, esos pequeños momentos nos suelen pasar desapercibidos en el instante en que se producen, no sabemos valorarlos en su justa medida hasta que volvemos la vista atrás, cuando ya solo nos queda disfrutar de su recuerdo, no de la vivencia en sí. Ya lo creo que me acuerdo de los paseos bajo la lluvia, de los bancos del parque (menudos resfriados en invierno con la humedad ambiente.. ;-) )... Y por eso que te decía que como no supe ser consciente en aquellos instantes de tantos y tantos buenos momentos como viví, ahora sí que intento aprehenderlos, gozar intensamente de ellos en el instante en que se producen, y de vez en cuando los escribo para que queden en mi memoria tal como se produjeron. Como éste que has leído...

un besote.

Calle Quimera dijo...

No se ven muchas de esas imágenes , Yraya, no.. Pero quiero pensar que se producen en mucha mayor cantidad de la que vemos.

De verdad, la temperatura aquí está siendo increíble. Otros años he tenido que ir a ver la Cabalgata de Reyes forrada como un buzo, pero ayer casi sobraba el chaquetón, de verdad. Una verdadera delicia. ya sabes, el día que te hartes de bufanda y paraguas, cógete el tren y plántate aquí. Da gusto...

besotes, guapa. Ah, y me avisas pa tomarnos un café. ;-)

Calle Quimera dijo...

Seguro que llevas razón, Yassy, que esas son las cosas que hacen que Dios siga cofiando en los hombres. Y que nosotros sigamos confiando también en nuestros congéneres..

Claro que siempre se aprende algo, no te quepa duda, solo hace falta saber mirar.

Un besote.

AnaR dijo...

Nos llevas de paseo compartido y nos enterneces con esa figura tan entrañable e imprescindible en los inviernos de esta geografía de piel de toro.Gracias.
Ha sido tan grato leerte, hoy.

Ya regresé de mis vacaciones.Felíz 2008 a ambos.

Un abrazo

Calle Quimera dijo...

Pues no sabes lo que me halagan tus palabras, Ana, porque precisamente lo que intentaba era transmitir lo que yo olía, veía, sentía... Y siempre es muy agradable saber que has conseguido lo que pretendías.

Me has hecho sonreír... la de veces que me he preguntado yo lo mismo, cuántas historias se encierran escondidas en los instrumentos de los músicos callejeros que dan tanta vida a las calles...

Besos, linda.

Sí que ayer fue una tarde de esas en que hay que tener los cinco sentidos alerta.. ¿Te animas a contarlo? Me da a mí que lo harías muy bien.. ;-)

Calle Quimera dijo...

Es que ese tendría que ser el verdadero espíritu de la navidad, Sluagh: que surja de forma espontánea compartir, y de corazón, lo poco o mucho que se tenga. Gestos sencillos como el de este castañero son la puntita del iceberg de esa hermosa metáfora tuya, los que hacen tener confianza en que tras ellos la bondad y la buena voluntad de los seres humanos. Esa es una de las cosas grandes y hermosas de este mundo..

Un besote.

Calle Quimera dijo...

El gesto del castañero fue totalmente espontáneo, Raúl, en ese momento apenas pasaba nadie por esa calleja, solo yo. No había público que aplaudiera, como en esos conciertos que dices que, es muy cierto, muchas veces se organizan más para gloria y loor de determinados personajes que para subsanar en lo posible las necesidades de algunos, formando parte de determinadas campañas de marketing. Queda genial salir luego en la foto...

Sevilla es una ciudad preciosa, en casi cada esquina hay algo que encanta, pero no existe un solo árbol, un solo edificio o un solo rayo de este sol espléndido del que disfrutamos buena parte del año que valga nada en comparación con un sentimiento de verdadera solidaridad, de verdadera buena voluntad. No hay nada como el calor humano. Por eso no tenía más remedio que ser el gesto de ese castañero el protagonista de este paseo. El corazón de ese hombre debía de ser más grande que el de nuestra catedral. ¡Y mira que es grande la catedral...!

Sí que tienes razón en que yo no pregonaría nada. Pero no por virtud, sino porque considero que si puedo hacer algo por alguien es porque la suerte, el destino, Dios o quien quieras me ha situado en un país y en una familia que me han dado la oportunidad de formarme y ganarme la vida por mí misma. He sido una privilegiada, porque no fueron mis méritos los que me colocaron en posición de tener lo bastante para poder compartir con otros, sino la suerte. Y creo que los que hemos sido distinguidos por la fortuna con la posibilidad de tener un trabajo con que mantenernos dignamente tenemos la obligación de compartir con los que fueron menos afortunados que nosotros. No es cuestión de caridad, que me resulta odiosa, sino de justicia. Por eso no pregono nada, Raúl, porque cumplir con el deber no es algo de lo que uno haya de presumir.

¿Que si te invito a castañas? A ti te invito yo a lo que tú quieras, rey.... Ahí llevas un paquetón de ellas, y.. sin carne.. ;-) je.. Bien sanitas. Un beso enorme en ese corazón que no te cabe en el pecho, por mucho que te guste gruñir a veces.. :-)

Joako Voskovany dijo...

Me encanta disfrutar de esa sensación de individualidad sensorial cuando estoy rodeado de gente. Incluso aquí, en la calle Preciados, el portaestandarte de la comercialidad y el abarrotamiento, hay veces que me quedo embobado y parado en medio de la calle con sonrisa bobalicona mientras escucho al quinteto de cuerda que toca el Canon de Pachelbel.
En cuanto a los acordeones...yo creo que son inventos del demonio para dotar de vida a las calles extrayéndoles el alma a los que las transitamos.

Y qué bueno que estuvieran ustedes allí para otorgarle unas letras a ese gesto entrañable que deja constancia de lo que ustedes dicen: que aún quedan corazones calentitos; como las castañas.

Un placer leerles, como siempre.
Sean felices. Besos y Salud.

Anónimo dijo...

Narraste tan bonito ese paseo que casi que me ví caminando en esas calles, sintiendo el aroma de las castañas mmmmmmmmm!!!
Y sabes que, la bondad existe, sí.
Hay mucha bondad en el ser humano todavía. ¡Yo si creo!
Lindo post

Un abrazo con mucho cariño

Justy Walker dijo...

La figura de los castañer@os siempre me pareció entrañable y me recuerda enormemente a mi niñez... ya cada vez más lejana...

Feliz 2008

Calle Quimera dijo...

Sí que lo estoy pasando bien, y mi compi lo mismo, Paco. Tener niños

pequeños en casa hace entrañable el día de Reyes y la víspera.

Besos.

Calle Quimera dijo...

Observando la vida con los ojos de ver se pueden distinguir tantas
cosas, Allan... Sobre todo las que están en esas Calles Quimeras de
cada cual, que muchas veces suelen ser mudas, carecen de voz con la
que hacerse notar. Sencillamente están ahí, lo sabemos..Pero hay que afinar la vista hasta encontrarlas.

Venga ese beso con sabor a castañas... Si yo hubiese sido el chico que tocaba el acordeón o su compañerita sin duda esas castañas me habrían sabido mejor que la más exquisita langosta del mundo. Y
besazo pa ti también.. :-)

Calle Quimera dijo...

Sí que hay que creer en la humanidad de las personas, Alex,
independientemente del tipo de abrigo con que se cubran. Existe mucha gente buena por ahí, no te quepa duda, aunque lo que venda en los medios que nos invaden sea lo contrario.

Cuando abrimos este blog tanto mi compañero como yo deseábamos, entre otras cosas, tener un lugar por el que poder caminar desprendiéndonos de nuestros respectivos abrigos. Más o menos pesado, la mayoría los tenemos... Nada nos puede resultar más gratificante que saber que otros pueden hacerlo junto a nosotros; eso resulta tan cálido como los cucuruchos de castañas calentitas...saber que nunca se anda el camino solos. Es lo mejor de internet: hallar compañeros de viaje.

Gracias por tus palabras, Alex. Han sido, de verdad, castañas calentitas. Un beso enorme.

Calle Quimera dijo...

Efectivamente, Malena, el post intentaba ser una mezcolanza de sensaciones, no solo las que despierta el bullicio de mi ciudad en mí, sino sobre todo las de una acción anónima, espontánea, que me hizo pesar en que hay más buena gente por ahí de la que en un principio pueda parecer.

Un montón de besos para ti, princesa.

Calle Quimera dijo...

Gracias por tus palabras, Helena, siempre resulta agradable saber que conseguiste el objetivo que perseguías cuando escribías algo, y es lo que intentaba: trasladaros a mi ciudad, que vivierais y sitierais lo mismo que yo, incluida la impresión de que la boondad del ser humano no es una quimera. Al menos, no del todo..

Te agradezco tu visita. Un beso.

Calle Quimera dijo...

Me alegra que hayas pasado unos minutos agradables en esta calle, Ana R. Espero que esas vacaciones hayan resultado lo más gratificantes posible.

Besos.

Calle Quimera dijo...

Coincidimos, pues, en gustos, Kaekum. A mí me resulta hasta necesario salir de vez en cuando a vampirizar los estímulos sensoriales que ofrecen las calles llenas de vida, porque insufla savia a la mía.

Sí que quedan corazones calentitos, y la verdad es que conforta saberlo, sobre todo después de ver un informativo.

besos. Y... me encantó esa definición de acordeón. No puede ser más exacta.

Calle Quimera dijo...

A mí a veces me cuesta creer en esa bondad, Raizen; Etinarcadia es más optimista en este sentido, pero yo soy un poquito más reticente. Por eso, cada vez que veo algo como lo que he contado en este post me aferro como a un clavo ardiendo para intentar cimentar la confianza en que el ser humano vale la pena.

Besos.

Calle Quimera dijo...

A la mayoría nos van quedando cada vez más lejanos los recuerdos de la niñez, Justy.. :-)

Feliz año, y un beso.

Trini Reina dijo...

A mi, no me parece una nonada, al contrario, me parece muy grande tu manera de relatar la "estampa" y la bondad del castañero y, así mismo, la de los músicos agradecidos por el gesto y el calor de las castañas y humano.

Ay, a mi también me gustan esos paseos:):)

Besos

http://poemasdeshanna.blogia.com

SCD dijo...

Hola amigos, yo aqui llegando ¿tarde? :-(

En fin, espero que la hayan pasado estupendamente estas navidades.

Lo del castañero impacta porque esos gestos, lamentablemente, ya no se ven por ningun lado.

Me alegra entrar de nuevo a esta Calle... saludos!!!

Nosotras mismas dijo...

Me ha encantado tu relato.

Besos y no dejes nunca de escribir.

Arthur dijo...

Mmmm, yo ya probé las castañas asadas y están bárbaras. Con el frío que hace por allá no me darían ganas de salir, pero como acá hace calor, entonces yo sí saldría, pero los rayos UV del sol también me hacen mucho daño, asíque mejor miro por mi ventana.

Y también es mejor cuando no hay mucha gente, porque entre aventones y empujones, es difícil caminar.

Además por eso yo por la noche sí me dan ganas de salir, lo malo es que por la noche ya no hay nada abierto.

Saludotes, abrazotes y besotes

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

Gusthav dijo...

Uyuyuy, me hubiera gustado también ver los magníficos edificios tipo colonial que tanto decís que hay por allá.

Pero acá disfruto mucho el barrio de la Boca.

Saludos, abrazos y besos

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav

Mónica Lima Quinto dijo...

Cuando escucho España, pienso que todos son de Madrid, ¿de dónde son oriundos ustedes?

Calle Quimera dijo...

Relajan mucho estos paseos, ¿verdad, Trini? Suponen una buena ocasión para reparar en la belleza que nos rodea y disfrutar con ella. Incluso la belleza interior de las personas...

Besos.

Calle Quimera dijo...

¡¡SCD!! Bienvenido a casa... ¿Qué tal esas vacaciones? Espero que estupendas, y que hayas vuelto con ganas de darle a la tecla.. ;-) Nos alegramos muchísimo de tenerte de nuevo entre nosotros.

Un besazo, y salud de parte de Etinarcadia.

Calle Quimera dijo...

Gracias por vuestra visita y por vuestras amables palabras, Nosotras Mismas. Bienvenidas a esta calle.

Saludos cordiales de los dos componentes de este blog.

Calle Quimera dijo...

Pero a ver, Arthur, ¿qué hace un chico tan joven como tú encerrado en casa? Si hace frío se abriga uno, si los rayos UV te dañan la piel te pones una buena capa de crema protectora por todas las partes del cuerpo que lleves expuestas al sol... Pero hombre, sal a la calle y vive la vida, que eres muy joven.

Un besote grande.¿Fueron bien esas vacaciones?

Calle Quimera dijo...

Pues un día no muy lejano quizás puedas venir a ver esos edificios coloniales en persona, Gusthav. Es cuestión de ahorrar un poco, y cuando menos te lo esperes estás ya metido en el avión.. ;-)

¿Cómo es el barrio de la Boca? No había oído hablar de él, pero sí del equipo de fútbol de ese nombre...

Besotes.

Calle Quimera dijo...

Hay más de 50 provincias en España, Mónica. Etinarcadia es de Valencia, y yo de Sevilla. Son dos de las ciudades más populosas de este país, y a pesar de que las separan unos 700 kilómetros tienen mucho en común: sobre todo una luz inigualable en el cielo y los azahares, unos azahares que tienen un algo de especial.

besos.

Elsa dijo...

Gente buena...Haberla, hayla... Tal vez si, como tú, nos mostraran su existencia tan contínuamente como hacen con la "fealdad", nos contagiaríamos y nos regalaríamos muchísimas más sonrisas...

Un beso a ambos. Precioso paseo mmmmmmmmmmmm.

Donato dijo...

Mierda, que buen texto.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Digno el gesto del castañero. estuve en una visita muy fugaz a Sevilla hace tres semanas. La típica cena de negocios y un paseo apresurado por el Barrio de Santa Cruz para buscar un taxi.
Inmensa la Sevilla nocturna. Es cierto que allí la luz da de forma especial.

Abrazos.

Arthur dijo...

Sí Quimera, las vacances estuvieron bárbaras, chéveres y geniales.

Y dejáme a mí decirte que el Barrio de la Boca es maravilloso, aunque que es diferente a Palermo, tiene su toque único, con caminitos (y por eso ahí existe la calle Caminito), y se camina muy bien ahí, y podés ver muchas artesanías, comer en el Rincón de Lucy, y también ver el Estadio de los Boca juniors (por eso es el nombre).

Saludotes, abrazotes y besotes

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

Kim Basinguer dijo...

¿Como que nonada? He visto a través de tus palabras a la pareja, al hombre de las castañas y a ti mirándolos, y no he podido evitar la humedad de mis ojos, al sentir que es verdad, que aún existe la bondad en este mundo tan cruel.

Calle Quimera dijo...

Es cierto, Viento; lo que vemos reiteradamente deja huella en nosotros, y si en vez de contemplar con tanta frecuencia la cara fea de la sociedad nos dejaran asomarnos con más frecuencia a la cara amable seguramente también nos contagiaríamos de eso. Y seríamos mejores...

Un besote.

Calle Quimera dijo...

Es cierto, Viento; lo que vemos reiteradamente deja huella en nosotros, y si en vez de contemplar con tanta frecuencia la cara fea de la sociedad nos dejaran asomarnos con más frecuencia a la cara amable seguramente también nos contagiaríamos de eso. Y seríamos mejores...

Un besote.

Calle Quimera dijo...

Pues..gracias por tu expresivo elogio, Donato.

Gracias por tu visita, y bienvenido a esta calle siempre que te apetezca. Saludos cordiales.

Calle Quimera dijo...

Entonces, ¿te gustó mi ciudad, Goathemala? Me alegro... Espero que en otra ocasión tengas la posibilidad de verla más tranquilito, seguro que te encantará.

Besos.

Calle Quimera dijo...

Me alegro mucho que estas vacaciones hayas disfrutado, Arthur. Voy a mirar en imágenes de Google el barrio de la Boca, a ver qué tal. Me lo describes tan bonito que tengo ganas de verlo.

Un besote.

Calle Quimera dijo...

Gracias por esas palabras, Kim. Lo que intentaba era trasmitiros las sensaciones que a mí me asaltaban en ese paseo, y es muy agradable saber que lo he conseguido. Y más agradable aún saber que siguen existiendo buenas personas, es algo que a pesar de que la realidad parezca estar desmintiéndolo constantemente no debemos olvidar.

Besotes.