domingo, 19 de agosto de 2007

EL OLVIDO


Todos tenemos paisajes vitales sobre los que deseamos correr tupido velo, momentos que nos provocan dolor, que nos dejan un regusto amargo en la garganta cuando los recordamos, y que intentamos olvidar a toda costa. Igualmente solemos tener claro que hay que reconciliarse con lo sufrido, con los recuerdos, porque los necesitamos no solo como maestros y como prevención de futuros errores, sino como señas de identidad personal. Pero no suele ser fácil. Cuando creíamos que ya habíamos superado definitivamente uno de esos sucesos de nuestra vida surge algo que por nimio y banal que sea nos recuerda que, como el del chiste, no es que estuviera muerto, sino mal enterrado.


Hace tiempo leí que el olvido, el auténtico olvido, es aséptico, es un vacío total de emociones con referencia al elemento causante de la aflicción. Y estoy totalmente de acuerdo con esa idea. Los sentimientos son rastros, huellas de lo que habita en el interior de los corazones humanos; por eso en el olvido, en el auténtico olvido, no hay espacio para el dolor, ni para el perdón, ni para ningún otro sentimiento positivo ni negativo. El olvido es la ausencia de sentimiento. En él no caben ni el amor ni el odio, ni los remordimientos ni la añoranza, ni la tristeza ni la alegría. El auténtico olvido es... la nada.


Solo aquello que vuelve a nuestra memoria sin causar la más leve emoción está realmente olvidado.


AVALON

46 comentarios:

yraya dijo...

Ya me gustaría a mi llegar a ese punto en que el OLVIDO es la NADA me curaría viejas heridas.
Es un buen punto de vista.

Besitos

Raùl Junquera dijo...

Pometo no olvidarte, señal que no has dejado huella con daño en mi.

Y si satisfaciones........

Que quiero recordar siempre......

AnaR dijo...

Quizá por eso el olvido nunca acaba de llegar en personas sensibles y emocionalmente ricas que se aferran a su pasado, presente...Y entonces el olvido les (nos) resulta una quimera.

Abrazos

Anónimo dijo...

correcto

Mónica Lima Quinto dijo...

Existe un axioma el cual dice que nuestros recuerdos mas vividos provienen de las emociones más fuertes experimentadas, lo demás tendemos a olvidarlo, por ejemplo que desayunamos hace ocho días, etc. porque si no, nuestra mente no podría almacenar tanta información.
Me ha gustado pasar por esta calle y saludos

Anónimo dijo...

Sí, cuando deja de doler la herida.Cuando la indiferencia es la reina. Cuando, si nos llega por casualidad a la memoria, nos preguntamos que tontura nos poseyó para caer ahí alguna vez.
El olvido no es borrar los recuerdos, sino la cicatrización de la herida.

PD:La canción era "Avalón":):):)

Un abrazo

El antifaz dijo...

No sé que es el olvido. Nunca estuve con él; y si lo estuve, lo olvidé.
Besos.

ale dijo...

Me encantó como sintetizaste tanta verdad en dos párrafos. Pienso que también se aplica al perdón: Cuando puedes recordar una ofensa pero sin dolor. El episodio se vuelve parte de tu vida y no de tus heridas, como las cicatrices que ya no duelen pero te recuerdan que has vivido.

A veces pienso que no terminamos de olvidar porque tememos esa "nada..."

Abrazos, me encantó

Calle Quimera dijo...

Yraya, todo depende del tipo de herida, supongo, pero asumir que en su momento no supimos o pudimos hacer mejor las cosas y reconciliarse con el pasado , tener claro que no merece la pena seguir sufriendo por lo irremediable, debería ayudar a llegar a esa nada. Sé que parece difícil, pero en ocasiones se logra.

Besotes, linda.

Calle Quimera dijo...

Raúl, eres un encanto... Mira que es difícil dejarme callada a mí, y lo has conseguido. Múa me he quedao... Un abrazo y un beso tamaño catedral. :-)

Calle Quimera dijo...

Es cierto, Ana R, en personas sensibles y emocionalmente ricas el olvido es casi imposible. Requiere un ejercicio de voluntad verdaderamente titánico, pero en ocasiones no hay más remedio que desarrollarlo, ya por cuestión de salud emocional.

Besos.

Calle Quimera dijo...

Bienvenido de nuevo, Anónimo, gracias por pasar por aquí de nuevo. Saludos cordiales.

Calle Quimera dijo...

Es cierto, Mónica, la memoria es muy selectiva y solo almacena aquello que emocionalmente dejó huellas profundas. Aunque algunas veces debería cambiar sus criterios de selección; sería más saludable recordar lo que desayunamos hace 8 días que otro tipo de cosas, ¿verdad? :-)

Un besote.

Calle Quimera dijo...

Lo has expresado tan bien que poco o nada puedo añadir, Trini. Solo apostillaría que el olvido total, la desmemoria, tampoco es aconsejable en muchos casos. Los recuerdos nos forman y conforman, y nos enseñan a no repetir los mismos errores.Lo saludable es conseguir que ya no duelan...

Me temo que me he perdido con lo de la canción... Pensaba que en el comentario al artículo anterior te referías a la que suena de fondo, pero ahora, al decirme que la canción era "Avalon" ya no sé a qué te refieres. Estoy "espesa" esta mañana.. :-)

Un besote.

Calle Quimera dijo...

Si olvidaste que estuviste con el olvido, me temo que éste ya te ha visitado, Antifaz.. :-)

Besos.

Calle Quimera dijo...

Perfecta tu aportación, Ale. Olvido y perdón se dan la mano, el primero no es posible sin el segundo: el perdón a quien nos ofendió, y el perdón a nosotros mismos por nuestros errores, que a veces es el más difícil de lograr.

Yo también creo que en ocasiones rehuimos el olvido por eso, por miedo a la "nada".

Gracias por tus palabras, Ale. Un beso.

SCD dijo...

Pues si, seria genial olvidar ciertas cosas y más que olvidar como dices, ya no sentirlas.

Ya ando por aqui de nuevo, espero me hayan echado de menos, ya hasta se me estaba olvidando ese sentimiento bohemio que se siente al entrar a esta calle.

Saludos amigos!!!!!

Anónimo dijo...

YA NUNCA MÁS DIRÉ, TODO TERMINA...

Ya nunca más diré: «Todo termina»,
sino: «Sonríe, alma, y comencemos.»
En nuevas manos pongo nuevos remos
y nuevas torres se alzan de la ruina.

Otra alegre mañana determina
el corazón del mundo y sus extremos.
Juntos, alma, tú y yo inauguraremos
este otro amor y su preciosa espina.

Para mirar mi muerte atrás miraba
y encontré renaciente la llanura
y sellada la boca de mi herida.

Ni el nombre sé yo ya de quien amaba,
desmemoriado y terco en la aventura
de que quien me mató me dé la vida.

(Antonio Gala)

Comenzar de nuevo. Acabar olvidando.
Besos.

Calle Quimera dijo...

SCD, qué alegría tan grande verte de nuevo.. Claro que te hemos echado de menos, sería imposible no hacerlo. ¡Vaya vacaciones que te has tomado..! Ahora a ponerte las pilas, ¿de acuerdo?

Besos enormes, amigo.

Calle Quimera dijo...

Precioso poema, Viento, has puesto con él el broche de oro al post. Olvidar es comenzar de nuevo, dejar vía libre de obstáculos a la posibilidad de retomar determinados aspectos de la vida.

Gracias por tu visita, y por este poema. Bienvenida a esta calle siempre que te apetezca. Besos.

He estado visitando tu blog, y me ha resultado imposible dejar comentario por más veces que lo he intentado. Desde que Terra hizo los últimos cambios los de Bloggers no podemos insertar nada ahí... Al menos, te diré por aquí que me han encantado tus versos.

Anónimo dijo...

No soy un ser completo sin mis cicatrices,no soy persona sin mis recuerdos, no soy nada sin mis ausencias crónicas, sin la compañía de mis dolores, sin la lágrima, el grito o el sonrojo parapetados en las barricadas de mis emociones, listos para asomarse al mundo, sin temores, sin verguenzas, cuando el olvido intente seducirme.
Vino y besos.

Anónimo dijo...

Me cuesta mucho olvidar, como a Manolo; pero he de reconocer que muchas cosas que me hicieron excesivo daño e incluso estuvieron a punto de llevarme a un estado cercano a la locura, hoy, son espectros que me aparecen de cuando en cuando pero ya no tienen la capacidad para quitarme el sueño; los he derrotado, si bien, he de reconocer, que a base de lágrimas y de infinitas noches de insomnio.
UN BESO

Ana Soria dijo...

“La nada”, de ahí la complejidad para poder “olvidar, porque solemos cargar a esa intención con múltiples sentimientos, pero al tiempo parece que desaparece, pero como dices, es solamente que estaba mal enterrado… lamentablemente no hay fórmula para lograr retirar de nuestra mente aquello que nos lastima… pero es parte de la historia de nuestra existencia.

Shido blog. Saludos desde la redacción catatónica…

Abejilla dijo...

Me encantó la última frase, el poder de la memoria es lo que en realidad nos hace humanos....

Nochestrellada dijo...

El olvido y la memoria es un tema que personalmente me inquieta...creo que es una de las razones por las que me siento tan identificada con Mario Benedetti,quién dice que "el olvido está lleno de memoria"...e hizo todo un ensayo muy interezante sobre el tema..."Variaciones sobre el olvido"...

Algunas veces las heridas dejan huellas tan profundas en nosotros...que buscamos de todas formas alejarlas lo más posible de nuestros días...especialmente de las noches solitarias...
Las escondemos en cajones que nunca abrimos...pasa el tiempo...
y pareciera que realmente pudimos borrarlas...pero siguen ahí...latentes...esperando el momento justo para reaparecer...
Puede que el tiempo las debilite...pero no hay amnesia que la borre totalmente...

Byron Abadía dijo...

yo cuando olvido algo, lo olvido, aunque alli se esconde un juego que juega nuestra mente... a veces me invita a olvidar jugando y olvido que he ganado.
saludos!!!!!!!

Anónimo dijo...

La canción de mi post, tu nombre me trajo un recuerdo y me puse a escribirlo, como siempre dramatizando, que no se diga...

Besos

Recomenzar dijo...

El olvido triste palabra olvidar a veces es dificil....Cuando un amor termina no hay nada mejor que el olvido es la ausencia de la nada

G.Ruiz dijo...

Olvidar seria dejar de vivir, los recuerdos muchas veces son la chispa que nos motiva y nos empuja, son la musa que despierta en nosotros la cratividad para crear.
Bellas letras querida amiga.
Saludos

Calle Quimera dijo...

Nadie es un ser completo sin sus cicatrices, sin sus recuerdos, Manuel. Todos ellos forman nuestra historia personal, nos conforman a nosotros. Somos producto de lo vivido, y lo vivido deja, entre otras, estelas de ausencias, lágrimas, dolor... Pero existen tantos tipos de recuerdos y de maneras de afrontar sus huellas como personas. Hay quien puede
convivir perfectamente con sus fantasmas y soportar el dolor de las heridas de guerra, y quien necesita desesperadamente el olvido. Y no solo ya el olvido de que se habla en el post, que sería la ausencia total de emociones ante determinado recuerdo aun permaneciendo éste intacto, sino incluso la más absoluta desmemoria. Por cuestión de supervivencia emocional e incluso sicológica.

Besos.

Calle Quimera dijo...

Has llegado, pues, a ese tipo de olvido de que se hablaba en el
artículo, Paco, a la ausencia de emociones negativas cuando asalta el recuerdo. Cada cual tiene sus circunstancias, y a cada cual le afectan de una manera. Como le decía a Manuel, a veces es cuestión de salud mental y emocional conseguir reconciliarse con algunos aspectos de lo vivido. Nunca es fácil, desde luego,cuesta sangre y lágrimas, pero cuando al fin se consigue parece que volvemos a nacer...

Me alegro inmensamente de que hayas logrado reducir a tus espectros, Paco, de veras. Un besote.

Calle Quimera dijo...

Efectivamente, Andrómeda, no hay fórmulas para apartar lo que lastima. El tiempo suele conseguirlo en la mayoría de las ocasiones, desde luego con mucho empeño y ayuda por nuestra parte, y cada uno lo consigue (o no) a su modo y manera. Lo que sí es cierto es que la vida no se detiene, y que los nuevos acontecimientos van necesitando espacio. No podemos anclarnos en el pasado...

Gracias por tu visita, Andrómeda, bienvenida siempre que te apetezca.

Saludos cordiales.

Calle Quimera dijo...

El poder de la memoria humaniza, Abejilla, es cierto, y sobre todo la facultad de poder reorganizar los contenidos de ese disco duro de manera que podamos llegar, caso de necesitarlo a ese olvido que da la paz que hace falta muchas veces para poder seguir adelante ligeros de equipaje.

Bienvenida, Abejilla, gracias por tu visita. Un abrazo.

Calle Quimera dijo...

La heridas rara vez se borran del todo, Nocheestrellada, la cicatriz
queda. Más o menos visible, indolora del todo o molesta cuando cambia el tiempo, pero difícilmente encontramos laser que la haga desaparecer para siempre. A lo que quizás habría que aspirar es, no a la desmemoria, puesto que todas ellas forman parte de nuestro paisaje vital, sino a que
cuando se recuerdan las causas que nos las produjeron ya no hagan más
daño.

Un abrazo.

Calle Quimera dijo...

Abandré, ¿ya de vuelta? Me alegra muchísimo verte de nuevo.. Sí que es cierto que la mente juega.. ¡Y de qué manera algunas veces! No siempre se gana, amigo, así que cuando lo consigas..procura no olvidarlo nunca.. :-)

Un besote.

Calle Quimera dijo...

Pues era un post precioso,Trini... Me alegro de haber podido contribuir en algo a que tu imaginación y tu pluma se pusieran a trabajar. .-)

Besotes.

Calle Quimera dijo...

Olvidar nunca es fácil, Mucha, y menos aún cuando se trata de amores. Y precisamente, es cuando es más necesario para poder continuar la vida sin lastres.

Besos.

Calle Quimera dijo...

Si entendemos "olvidar" por "borrar de la memoria", evidentemente sí que sería dejar de vivir, Gustavo. Lo que aquí se postula es que el verdadero olvido se alcanza cuando lo negativo que se vivió ya no hace daño. Eso sí, el dolor y la tristeza son muchas veces las mejores musas para impulsar la creatividad..


Besos, amigo.

El perro andaluz dijo...

Querida Avalon:
Creo que las cosas buenas o malas, jamás se olvidan, pero si vienen a nuestra mente sin provocar disgusto, ira o alegrías, creo que las podemos dar por muertas, aunque sigan revoloteando en algún lugar del inconsciente. Y eso es exactamente lo que has dicho en tus dos últimas líneas.
Por tanto, este comentario es para el olvido.
Mil besos.

La Princesa Momonoke dijo...

Queridos:

Encantada de volveros a visitar, no me olvido de vuestra calle.
No creo que exista el auténtico olvido, la ausencia de sentimiento. Bueno o malo, lo que nos haya pasado es señal de que hemos vivido. Tenemos que intentar enterrar los sentimientos negativos, pero no debemos enterrar con ellos lo aprendido. Y el hecho de haber aprendido algo causa en nosotros un sentimiento. Como bien dices, necesitamos los recuerdos.

Besos de vinagre de azúcar y tarta de chocolate y frambuesa

Ashbless dijo...

Es muy dificil dejar a estas alturas un comentario. Casi todo se ha dicho ya.

Yo no creo en el olvido porque sí. Olvidamos igual que se derrumban las casas, que los castillos vuelven a la peña de la que surgieron, y de las ciudades antiguas no quedan más que huellas que se ven desde el cielo.

Pero ese es el olvido necesario para que podamos recordar otras cosas. Y siempre queda una piedra o una huella dede la que, como arqueologos de nuestra existencia, podemos reconstruir lo que fue...

Nuestro pasado es el barro y las cañas con las que montamos el presente. Pero no tiene que ser más que esto. Y en el caso del pasado que nos marca, nos duele y nos ha herido, es dificil.

Dificl porque el dolor de lo pasado alcanza el futuro e incluso puede torcer el futuro.

Es irracional, pero los seres humanos somos así, y quien no le haya pasado o le pase, que tire la primera piedra. Yo no lo haré.

Pero no es bueno. Es mejor perdonar, dejar que las heridas se cierren. Dejar el pasado pasar, y vivir adelante.

¿Se puede olvidar? Con el paso del tiempo.

¿Perdonar y pasar página? Sí que se puede. Mejor antes que despues

Calle Quimera dijo...

Rara vez lo bueno o lo malo vivido cae en la desmemoria, Allan, como mucho se relegan al olvido, a ese en que cuando el recuerdo asalta ya no es capaz de producir emociones. De alguna manera sí se puede decir que algo ha muerto: los sentimientos que nacían al hilo de ese recuerdo. Se supone que eso debiera ser bueno...

Besotes, querido amigo. Difícil es que roces el olvido..

Calle Quimera dijo...

Los recuerdos son al fin y al cabo imágenes vivas de nuestro pasado, Princesa Momonoke, de lo que fuimos, y en muchos casos la caja negra de nuestra personalidad, de lo que somos ahora. No se puede renunicar a ello, pero sí creo lícito intentar librarnos de las emociones negativas que nos pueden causar algunos de ellos. Recordar aprendiendo, pero sin sufrir por lo que no se pudo o no se supo evitar.

Dios mío, esos besos de tarta de chocolate y frambuesa para mí, me los pido primer. Como mi compi está de vacaciones y no puede pedir, le dejo los de vinagre de azúcar. Le encanta el vinagre...

Es un verdadero placer tenerte de nuevo entre nosotros. Besos de tarta de nata.

Calle Quimera dijo...

Precioso comentario, Ashbless, y atinadas metáforas. Efectivamente, la clave de lo que somos y seremos está en lo que fuimos, por eso la desmemoria nunca es buena.

El recuerdo nos ayuda a comprendernos, a identificarnos y nos enseña a no cometer nuevos errores. Lo que nos sobra es la amargura que muchas veces, como resina, destilan esos recuerdos.

Mejor perdonar y perdonarnos, reconciliarnos con el pasado y con las circunstancias que lo jalonaron, disfrutar el presente y mirar con optimismo al futuro.

Besotes.

Anónimo dijo...

Una reflexión para mí muy completa Quimera. Y que incluso me hace pensar si merecen la pena el olvido y la nada o gozar y sufrir a cambio, zambullendo el presente en los recuerdos y hacer que el recuerdo lo sume sin restarle nadas. No sé... tengo que seguir dándole vuetas a lo que has dicho; gracias por hacernos pensar. :)

Calle Quimera dijo...

Siempre decimos que los recuerdos deben mantenerse, porque nos forman y conforman, y estoy de acuerdo. Renunciar a ellos es renunciar a nosotros mismos, y es verdad. Pero las heridas duelen mucho cuando están abiertas, Miguel, mucho.. Y en esos momentos, todos olvidamos lo importante que es para nuestra identidad personal el recuerdo, todo lo malo que nos ha ocurrido.

Cuando la herida sangra lo único que deseamos con toda el alma es que cierre, y olvidamos toda la poesía. Volvemos a acordarnos de ella cuando la herida ha cicatrizado. Entonces sí..

Un beso, poeta. :-)