martes, 20 de febrero de 2007

LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO


Viernes tarde; sales del trabajo, cansado, sin saber muy bien qué hacer con tu tiempo libre. Aunque me lo niegues, seguramente -como todos los viernes- te meterás en algún local a tomar una cerveza, intentarás pegar la hebra con algún desconocido en la barra del bar... Luego, a la noche o al día siguiente me llamarás, me dirás que sigues estando tan mal como siempre, y sabré que has vuelto a deambular por uno de esos garitos donde se cobijan almas dolidas, incomunicables soledades, en el que de nuevo buscas vanamente acunar tu vacío entre murmullos apagados de risas y conversaciones borrosas como neblina, resueltas en nada y que nada alivian, entre humo, música y alcohol inconsistentes, inodoros e insípidos, que te han dejado sabor a nada, rastro de nada.

Es como si pudiera verte, tu mano sujetando una jarra de cerveza sobre la barra del bar, apartando de tu frente de vez en cuando un rebelde mechón de pelo entre el que asoman, insolentes, algunas canas. Aspiras sin ganas el humo de un cigarrillo, los ojos enrojecidos por el polvo del camino - eterno paseo entre el cielo y la tierra -, sin rumbo, errático, pisando hierba, deseando estrellas, interrogándolas en vano.

Una descolorida ojeada por el local dibuja en tu retina mesas ocupadas por personas que hablan, ríen... Pero la fuerza de la costumbre te permite ver tras la silla de cada cual a la soledad y a sus mil hermanas envolviéndolas una a una con su frío manto. Los miras, alguno te mira fugazmente, y desde tu invisibilidad contemplas de la de ellos. Ninguno parece querer aceptar tu muda invitación a romper la tuya, y se te pasan las ganas de entablar conversación con nadie. Hoy también te sientes cansado, solo puertas cerradas a tu alrededor. Tu gabardina no te protegerá de la lluvia negra que sabes te espera en la calle.

Sombras velan tu mirada azul, fuerzan tus labios flaca sonrisa y en tu voz se trenza el cansancio del corazón mientras pides la cuenta.

Te imagino saliendo de allí tal cual entraste, deteniéndote por unos segundos junto a la farola de la calle olvidada, sintiéndote igualmente vacío, con los mismos interrogantes con los que llegaste, incluso quizás hasta más cansado porque de nuevo ha fracasado una intentona de en realidad no sabes muy bien qué... Caminas solo entre la gente, soledad vacía, eterna en tu memoria, sentimientos confusos, preguntas que queman como hierros candentes, respuestas mudas. Y te veo alejarte calle arriba lentamente, tu figura menuda empequeñeciéndose, resonando huecos tus pasos por la desangelada calle, que lentamente te engulle. Cada vez más pequeño, desapareciendo como tragado por ella. Y me duele....


CALLE QUIMERA

12 comentarios:

SCD dijo...

¡¡¡Oooh!!!, que bien, me dejas sin palabras, en serio, definitivamente me alegro de haber llegado a tu blog.

Me hiciste entrar en la historia y eso es dificil de conseguir en las personas, que bien, que bien, ¡que bien!.

Por aqui me tendrás, sin duda.

Saludos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Calle Quimera dijo...

Gracias de nuevo, SCD. Este es un blog compartido por dos personas, Etinarcadia y Avalon. A veces componemos por separado, y otras juntos, como es el caso de este relato. Nos alegra que te haya gustado, e igualmente haber llegado a tu blog. Nos veremos.

Un saludo muy cordial.

Misántropo dijo...

Me encanta el final: "Y me duele..."

Triste panorama el que relatas, de manera muy cinematográfica. Poca gente habrá que no te entienda.

Me apunto a vuestra quimera.

Un abrazo.

Calle Quimera dijo...

Gracias, Misántropo. La soledad siempre es triste, sobre todo cuando nace con uno, cuando ni la mejor compañía puede enjugarla por mucho que se intente.

Un abrazo para ti, nos vemos en la Caverna.

Byron Abadía dijo...

por un momento me hiciste recordar a alguien que conozco, muy cierto todo, imagenes vivas pasaron por mi mente!.
me recordaste al animal nocturno que hay en mi.

muy bueno!

seguimos en contacto!

p.d. cuando cae la noche, falta ya muy poco para que amanesca, algunos saben que amanecio pero no se entereron.

Trasto dijo...

Huesos dentro de esa gabardina, que sin duda se mojarán con la lluvia (aunque afuera no llueva...).
Estas calles Quimera son trsitemente agradables para pasearlas...

Un saludo de ida, uno de vuelta.

PD: Dice el Lichis que lo que llena los bares es la falta de amor. Vaya usted a saber...

Calle Quimera dijo...

Creo que muchos llevamos dentro ese animal nocturno, Abandré... Ese que no nos permite darnos por enterados de que ya amaneció, aunque sepamos a ciencia cierta que así ha sido. Pero lo cierto es que la luz está ahí, es cuestión de fijarse un poco más.

Precioso tu comentario. El último post, "La palabra que se desteje", está dedicado especialmente a ti. Nos vemos, un saludo.

Calle Quimera dijo...

Efectivamente, Trastos, donde llueve es dentro, no fuera, y no hay gabardina capaz de evitar que esa lluvia cale los huesos hasta la médula. El Lichis lleva mucha razón: los bares están llenos de personas que buscan amor, y también guarecerse de esa lluvia.

Bueno, algún rinconcillo más amable asoma de vez en cuando por esta calle, aunque buena parte del recorrido que hay hasta ahora sea triste, pero nos alegra muchísimo que la encuentres agradable para pasear.

Saludos encantados de verte por aquí.

Freddy Murphy dijo...

Oye, cuando llegue a tu ciudad me gustaría queme llevaras a conocer esas calles y tomarnos una cerveza.

Calle Quimera dijo...

Será un auténtico placer recorrer a tu lado cada recoveco de estas calles, Freddy, y pararnos de vez en cuando a hacer un descansito en alguno de los bares que las jalonan para tomar esa cerveza y conversar. Lo mejor de la cervecita es eso: la conversación que la acompaña.

Saludos.

Anónimo dijo...

Bueno, muy bueno. Soledad y vacio, magistralmente descritos.

Saludos.

Calle Quimera dijo...

Gracias, Simkin. Lo has resumido perfectamente con solo dos palabras: soledad y vacío. Es lo que lleva a tanta gente a deambular de bar en bar por tantas otras calles Quimera buscando precisamente eso: la consecución de una quimera.

Saludos, y gracias por tu visita.