En la noche acurrucada, dormida, durante el sueño, sueñan los sueños que son lo único que tienen vida sobre la tierra,
Cuando te duermes
para su rueda el mundo.
Mi amor te acuna.
Entro en tu alma desnuda
para velar tu sueño.
sueñan los sueños que ríen y que aman,
No es la rana
la canción de la charca,
luna de agosto.
Ni tormenta de estío.
Es mi risa, y mi dama.
sueñan que cantan y que bailan, que escriben versos y que hasta hacen el amor con su dueño.
Las jacarandas
secas y abandonadas
bailan conmigo
bajo hilos de agua.
Saciamos la sed de amor.
La noche nunca niega nada, es un sí perpetuo a deseos y quimeras -incluso a delirios- que la eterna Penélope que somos todos teje bajo el ojo blanco de la luna, hasta que el avance del día se encarga de destejerlos. Pero mientras aún apenas despunta la mañana, sueñan los sueños que no eran un sueño, y que despiertan para siempre.