domingo, 8 de julio de 2007

THOMAS SANKARA,


2.007 es el año Sankara. El 15 de octubre hará 20 años que Thomas Sankara, militar de carrera y presidente de Burkina Faso (antiguo Alto Volta), era asesinado a balazos por los hombres de su mejor amigo y compañero de armas, Blaise Compaoré, que sigue ostentando hoy la presidencia del país. Juntos habían empezado un proceso revolucionario que constituyó la experiencia más extraordinaria de desarrollo integral en la historia reciente de África.

Los objetivos prioritarios de Sankara fueron combatir la corrupción, desarrollar el país y mejorar las condiciones de vida de la población. Y fue el primero en dar ejemplo. Mantuvo como sueldo de Presidente el mismo que percibía como capitán del ejército, grado que detentaba cuando diera el golpe de estado que le llevó al poder, vendió las limusinas del Estado y adoptó como vehículo presidencial el automóvil más barato del mercado, por aquel entonces el Renault 5, ni uno solo de sus familiares pudo contar no ya con privilegio alguno, sino con cualquier trabajo ofrecido por el Estado... Si por algo destacó su gestión fue por la honestidad. Entre sus logros habría que destacar los conseguidos en educación y sanidad, a base fundamentalmente de extensas campañas de alfabetización y vacunación respectivamente, en la lucha por la igualdad entre sexos, promulgando leyes contra la discriminación de la mujer, en la economía, potenciando la agricultura y el sector empresarial...

Pero claro, la mirada internacional no podía permanecer impasible ante esta revolución. Lo que más preocupaba en París o en Washington, en el FMI y en el Banco Mundial era el peligro que suponía para los intereses occidentales la presencia de un líder díscolo en África, el ''mal ejemplo'' que constituía su pertinaz desobediencia a los dictados de los poderosos, su discurso anti imperialista y panafricanista, su lucha en favor del impago de la deuda externa por parte de todos los países del continente. Y sin duda también, la aureola de héroe en que lo iba envolviendo su adhesión a la causa de los más desfavorecidos. Y desde estos cuatro centros de decisiones financieras se intentó boicotear el proceso económico en que Sankara había encauzado al país.

Como cualquier gobernante cometió errores. Ninguno tan grave como no haberse ajustado a las reglas no escritas del juego: no someterse a la servidumbre de mantener las relaciones "políticamente correctas" con las potencias mundiales, no hacer concesiones. Su honestidad, su vocación de servicio, no plegarse a los poderosos para que así pudiesen seguir manteniendo los intereses económicos que poseen en el continente africano. Estos hubiesen preferido a un Bokhassa, o a un Idi Amín Dadá, auténticos monstruos a los que su calidad de títeres de los antiguos colonizadores y adláteres permitió mantenerse en sus gobiernos respectivos con respaldo a pesar de las atrocidades públicas y notorias que cometían, y en el caso de Dadá en un exilio dorado cuando sus dislates le llevaron a ser derrocado.

Tenía treinta y siete años cuando fue abatido a tiros. Se ha argumentado en su contra que tuvo demasiadas prisas por cumplir con sus promesas a su pueblo, que no supo tener "mano izquierda" en las negociaciones internacionales, en absoluto receptivas a la honestidad, y que su negativa a hacer concesiones a los grandes le llevó no solo a una muerte anunciada, sino que dicha actitud perjudicó a su país, puesto que lo sumió, tras su asesinato, en un estado mucho peor del que él hubiera podido mantener vivo. ¿No es penoso que el fallo de un gobernante estribe en haber pretendido jugar limpio? No fue buen dirigente porque no se sometió al uso en política, que es el juego con trampas... Si a Sankara hay que suspenderle el curso por no haber sabido hacerse acomodaticio a estos usos, ese suspenso es el de la sociedad, el que nos merecemos todos por prestar nuestra aquiescencia a este tipo de juego sucio, por no exigir que la honestidad y la preocupación por sus ciudadanos sean las únicas varas de medir que se les admitan a los que nos gobiernan. Sí, su país pagó un alto precio tras su muerte, pero no el de su honradez, sino el de la falta de ella de que adolecen los poderosos.



CALLE QUIMERA

36 comentarios:

AnaR dijo...

Es la condena.Nuestra condena como ciudadanos privilegiados, a Africa.Porque , en el fondo, todos somos culpables de esta injusticia que aboca a todo un continente rico, muy rico en recursos propios a la pobreza y mseria más extrema -Y es que la honradez y la honestidad política a los intereses prestablecidos les resulta una aberración. Terrible paradoja ...

Muy buen escrito.Gracias.

Un abrazo

El antifaz dijo...

Si nos molestan los que vienen, cómo nos van a interesar los que viven ahí abajo donde no llega el agua que nosotros desperdiciamos, ni la gordura que nosotros depreciamos en el espejo.
Besos.

Cuto dijo...

Y cerramos los ojos para seguir disfrutando de nuestra "opulencia" basada en la explotación de los recursos naturales y de la mano de obra barata de esos países...

Besos

SCD dijo...

Estoy de acuerdo con los comentarios anteriores.
Solo agregar que somos tan inhumanos que aceptamos que "aquí no es bueno el que ayuda, sino el que no jode".
Buen post amigos.
Saludos!!!!!

Anónimo dijo...

Hago mío el comentario de Ignatius. Un beso.

Joako Voskovany dijo...

Y mientras tanto, somo nosotros, los de arriba a la izquierda, los cobradores de esos precios que sumen en un pozo cada vez más profundo (y más oscuro) a ese continente, olvidado desde hace mucho tiempo.

Esperemos que algún día la lingüística le dé la razón a "la patria de los hombres íntegros", o al menos se encargue de esa minoría que no se merece dicho emblema.
Un placer, como siempre. Saludos.

G.Ruiz dijo...

No se que comentar, el peor error de una persona es su honestidad?

María Narro dijo...

¡joder!
no sé por donde coger ésta mierda, tan sólo se me ocurre pensar como siempre en los malditos cánones que impone la sociedad. Y cuidadín con salirte.
De pena.

Y gracias a los dos por haberme hablado de Sankara.
Besos.

El perro andaluz dijo...

No todas las rebeliones tienen que ser como en la granja Manor, de la novela de Orwell.
Tiene que haber hombres con rasgos de humanidad y no sólo entelequias trashumando sin sentido entre el ruego ajeno y el desconcierto propio.
Hombres como Sankara (a quien no conocía)deberían inspirarnos o sacudirnos de la indiferencia en el peor de los casos.
Al igual que Maria, les agradezco habernos hablado de él.
Un gran abrazo amigos.

Calle Quimera dijo...

África sigue siendo una gran colonia con disfraz de independencia, Ana R, pero una colonia cuyos recursos seguir explotando con otro disfraz, el de las concesiones, muchas veces en condiciones abusivas y siempre totalmente desfavorables para el país dueño de las riquezas.
De alguna manera todos somos cómplices, por no exigir de nuestros dirigentes una política distinta, transparencia en las gestiones y un trato a los países más pobres que favorezcasu desarrollo.

Un beso.

Calle Quimera dijo...

Sí, Antifaz, nos molestan los que vienen, y pasamos ampliamente de los que permanecen allá. O más bien les tememos... Tememos quizás que su miseria se nos contagie, vaya usted a saber, pero nos incomodan ellos y su pobreza.


Es verdaderamente sangrante el despilfarro que tenemos en los países desarrollados de agua, comida, recursos... Una bofetada para esos que nada poseen, y que tenemos tan cerca. Sobre todo cuando se piensa ue con una distribución más equitativa de la riqueza habría suficiente para todos.

besos que esperan que algún día cambie esta situación. Por soñar que no quede...

Calle Quimera dijo...

Tú lo has dicho, Ignatius, ahí está la raíz de los males del Tercer Mundo: en que les robamos sus recursos naturales. Porque en muchos casos es un robo a mano armada... Ahí están las empresas de todo tipo llevándose las fábricas a esos países para aumentar sus beneficios a cambio de unos sueldos de miseria. Pero todo va bien... Sencillamente apartamos los ojos con disgusto de la tele mientras estamos comiendo porque se nos indigesta un poco la comida cuando aparecen esas lacerantes imágenes de negritos muriéndose de hambre o enfermedades.

Un beso.

Calle Quimera dijo...

Muy buena frase, SCD. Para ser bueno ya basta solo con no fastidiar. Lo de ayudar es ya para notable por lo menos, y con un aprobadillo vamos ya más que bien. ¿Para qué más...?

un besote.

Calle Quimera dijo...

Un beso muy grande para ti, Malena. Es que Ignatius puso el dedo en una de las llagas más sangrantes...

Calle Quimera dijo...

Más les valdría estar olvidados, Kaekum, y no en el punto de mira de los intereses económicos de las grandes potencias, de los países que los colonizaron en su momento y que no están dispuestos a soltar tan fácilmente su presa.

Puede que sí, que algún día la lingüística conceda esa razón, pero por ahora es el tiempo quien se ha encargado de esa tarea.

Besos.

Calle Quimera dijo...

Esa expresión de que el mayor error de un dirigente sea la honestidad era una ironía, Gustavo, por lo menos así la hemos usado en este post. Pero no creas, ha habido detractores de Sankara que la han pronunciado totalmente en serio. El argumento es que habida cuenta de que las reglas del juego son las que son, un dirigente ha de ajustarse a ellas y entrar en el juego sucio, hacer contraprestaciones a cambio de otras. Como nos guste o no nos guste eso es lo que hay, Sankara tendría que haber entrado en esa dinámica para asegurar su permanencia en el poder y beneficiar de esa manera a su pueblo. De vergüenza, vamos... En vez de ser los culpables los que van con cartas marcadas, ahora resulta que lo es el que no se pliega a las trampas.. El mundo del revés., Gustavo, el mundo del revés.

besos.

Calle Quimera dijo...

Es que no hay por donde cogerla, María, eso es lo que pasa. O juegas con las reglas que imponen los poderosos o estás fuera del juego, así de claro. A Sankara le costó la vida, y a su país y al resto de los africanos que habían visto en él un modelo a seguir les costó sus ilusiones de salir algún día de la miseria a que se encuentran condenados.

Un beso.

Calle Quimera dijo...

Hay muchos tipos de rebelión, Allan.. Esas que citas, otras calladas, de héroes anónimos que con su ejemplo en el día a día demuestran que es posible cambiar las cosas, y otras como las de Sankara, empeñado hasta el final en luchar con la bandera de la honestidad como emblema.

Lo que sí que dejó claro en los 3 ó 4 años que detentó el poder es que se puede gobernar como se debe: velando por el bien del pueblo, cambiando la miseria por esperanza y mejoras tangibles. Sí, este joven presidene debiera inspirarnos muchas cosas, entre ellas el rechazo a la actual política basada en la corrupción, el engaño y la explotación de los más débiles.

Un beso y un abrazo muy fuertes.

salva dijo...

y cuando eso sucede pasan estas cosas, y la de patricio lumumba? también es otra historia interesante.

txanba dijo...

muchos se quedaron en el camino por creer y luchar por otro mundo es posible, pero no por ello, debemos de dejar de hacerlo quienes sí apostamos por ello, vale la pena intentarlo.

Pasión dijo...

"Tom Sank", muy buena reseña de una persona tan importante en el Africa y que a pesar de los años sigue vivo su recuerdo entre su gente.
Abrazos

Anónimo dijo...

Un extraordinario artículo-reportaje, con ideas cada vez más necesarias para sobrevivir en este mundo de mercado y de sometidos lameculos de gringos, bancos y petroleras. En la historia cada vez quedan menos heroes, solo son personas comprometidas con miles de bayonetas enfiladas al corazón.
Vino y besos.

Anónimo dijo...

Me hubiera encantado firmar este magnífico artículo.
MIS DELICITACIONES, CALLE QUIMERA

Calle Quimera dijo...

Sí, Salva, la historia de Lumumba es la de otro mártir africano, otro que pagó con la tortura y la muerte la intención de hacer de su país, el Congo, una nación libre de la esclavitud a que la sometieron los belgas antes y después de su independencia. Otra víctima de los intereses europeos y americanos en África. Otra vergüenza para occidente. Por lo visto, parece ser el sino de los dirigentes africanos que intentan que termine DE VERDAD el colonialismo que padecieron durante siglos.

Un beso.

Calle Quimera dijo...

Claro que siempre vale la pena intentar luchar por un mundo mejor, Txanba. Los que dieron su vida por conseguirlo no caen en el olvido, y debemos hacer lo posible para que así sea, para recordar a las generaciones actuales que el camino de la honestidad es posible y que da resultados... Solo hay que fijarse en los logros de Sankara.

Besos, y que nunca decaigan los ánimos y la esperanza en un mundo mejor.

Calle Quimera dijo...

Efectivamente, Pasión, en África no han olvidado a Sankara, siguen vendiéndose libros y CDs de sus discursos, muchos lo tienen como héroe y modelo a seguir. Incluso existe un comité formado por países africanos y europeos dedicado a mantener viva su memoria. Concretamente, este es el año Sankara, y a esta iniciativa se han sumado muchos países y organismos oficiales, como por ejemplo la Universidad canaria, aquí en España. Es mucho lo que simboliza la fugura de este presidente como para olvidarlo..

Besos.

Calle Quimera dijo...

Durante los 3 ó 4 años que duró su mandato Sankara demostró que se podía insuflar vida a un país tan deprimido económica y socialmente como el suyo independizándose de esa economía de mercado que mencionas, Manuel, de bancos y de petroleras. Pero como bien dices, este tipo de héroe vive permanentemente con una bayoneta apuntándole al pecho. Hasta que alguien le atraviesa con ella el corazón... El puesto de héroe está muy mal pagado, y conlleva demasiados peligros para la salud.

Gracias por tus palabras, Manuel, un beso y una buena copa de vino.

Calle Quimera dijo...

Teniendo en cuenta cómo escribes, tus palabras son todo un honor, Paco. De verdad que muchas gracias.

Un besote.

La Princesa Momonoke dijo...

¡Qué bonito! Todos sabemos que allí abajo hay gente. Gente que sufre y que lucha día a día por no morir de hambre...¿de verdad lo sabemos? En mi opinión, pensamos que es mentira, no nos creemos que haya gente viviendo así. No puede ser, no entra en nuestras cabezas. Ua pena, la verdad. Me alegro de que a alguien le preocupe.

Besos de melocotón en almíbar

P.D Aprovecho para agradecer su comentario a Kaekum. Durante dos semanas seré la encargada de administrar su blog. Mil saludos.

Mónica Lima Quinto dijo...

Ese fenomeno se da en todas las partes del mundo; muchos presidenciables tal vez cuenten con ideales nobles de cambio, pero cuando llegan a presidentes, la cosa es diferente porque se encuentran con intereses de diferentes frentes a los que se deben plegar, si no es asi se sufren las consecuencias. Tal es el caso de Jacobo Arbenz Guzman, ex presidente de Guatemala, quien creo el Decreto 900, Ley de Reforma Agraria, que pretendia darle la tierra perteneciente a los terratenientes que no era trabajada a quien lo hiciera, le dieron golpe de estado y murio en el exilio de "forma misteriosa" adivinen ustedes que hay detras de todo esto.
Es un gusto para mi pasear por esta calle.

Calle Quimera dijo...

Sí que lo sabemos, Princesa; distinto es que no queramos saberlo, que miremos para otro lado porque nos incomoda lo que entra por nuestras retinas. La miseria y el hambre de los otros nunca resulta agradable de ver... Hace remorder la conciencia de nuestra riqueza.

A muchos nos preocupa, claro que sí... Y mientras más seamos, más posibilidades habrá de que algún día cambie este estado de cosas.

Ya, ya leí en el blog de Kaekum que te ha dejado comisionada para continuar su tarea en su ausencia... Estaremos en contacto. Un beso, Princesa, y gracias por tu presencia en esta calle.

Calle Quimera dijo...

Eso es lo que hace hervir la sangre, Mónica, que cuando alguien llega al poder con ideales nobles o se pliega a los intereses establecidos por los poderosos o lo paga con su vida... La historia, aun la reciente, está plagada de casos de este tipo, y tú añades uno más, el de Arbenz, que no conocía. Parece inaudito que aún sigan pasando estas cosas...

Ojalá hubiera una manera efectiva en que se pudieran evitar estos asesinatos, que no son solo los de unas personas concretas sino también los de las ilusiones y esperanzas de un todo un pueblo, pero quizás el difundirlo, el concienciar a la gente, termine por dar sus frutos.

Besos.

ale dijo...

En África sólo sobreviven las cleptocracias. Un funcionario honesto es considerado como un paria porque bloquea el flujo de huesos que vienen desde arriba. No quiero generalizar para todo el continente, pero después de dos años viviendo en el Congo mis esperanzas para esta región van para abajo.

Los pocos Lumumbistas representan una minoría envejecida con principios que ya muchos olvidaron. Aquí se admira a los "vivos" que sacan un hueso más gordo que el del vecino. Si a alguien se extraña es a Mobutu...

Si después de decenios de apadrinar dictaduras a los gringos y europeos les entra el cargo de conciencia, ahí está China. Al menos los chinos no son hipócritas. No piden cuentas, no les importa la transparencia, ni las leyes laborales.

Este continente es un nudo gordiano.

Calle Quimera dijo...

Es desalentador lo que cuentas, Ale, pues aunque es la idea generalizada que se tiene por aquí, fuera del continente africano, el que una persona que vive allí te lo confirme ya no te deja lugar a las dudas que se quisieran concebir... No se puede evitar entonces la idea de que África es un continente condenado.

Ojalá cambie algún día la situación, ojalá surjan más Sankaras y más Lumumbas, y desde luego tengan mejor suerte que ellos.

Un beso, Ale, y muchas gracias por pasarte por aquí y dejarnos una opinión tan a considerar como la tuya, que estás viviendo la situación de primera mano.

Eduardo (ejmv) dijo...

No deseo generalizar, ni comparar el abuso brutal que se produce en Africa, pero puedes creer que la historia se vive en todos los países 'de abajo'.
De abajo somos los 'tercera línea'.
Las Américas que no son el norte.
Como las Asias que no son potencia.
O las naciones que perdieron sus nombres.
Vemos subir gentes que antes no existían, realizando pactos que desfavorecen.
Entregar riquezas, tierra, agua, y las vidas de quienes las poblaron.
Pagamos por que nos exploten y al hablar, morimos.
O quedamos fuera, que es prácticamente, lo mismo.

Voto al hastío, no a la violencia.
Pero en las palabras, puedes creerlo, nos lleva el viento.

Calle Quimera dijo...

Puedo creerlo, Eduardo..Y créeme tú ahora cuando te digo que duele leerlo como en estos momentos estoy haciendo de boca de alguien que lo padece de primera mano. Puedes creer que a los que estamos en la otra línea (y a veces nos avergonzamos de estar en ella) nos duele leer algo como lo que has dejado en este comentario, porque de alguna manera todos somos un poco culpables de ello por no hacer más por evitarlo.

Besos, Eduardo, y ojalá algún día cambie ese estado de cosas. Lo deseo de todo corazón.