lunes, 23 de julio de 2007

LA MEMORIA DE LOS ÁRBOLES


Te despides por la noche, en la puerta de tu casa, de esa persona que hace latir desbocado tu corazón. Entras pisando nubes, guardas cuidadosamente entre las páginas de un libro esa hoja que él arrancó para ti del árbol bajo el que os besasteis, y te vas directa a la cama con sus palabras. Con una feble y soñadora sonrisa dibujada en los labios diseccionas cada acento, cada coma de la conversación que aún flota evanescente entre los pliegues de tu memoria. La placidez y el abandono se van apoderando lentamente de ti, derramándose y recorriendo con suavidad, hasta con sensualidad, cada centímetro de piel, cada recoveco de tu cuerpo. Lo sientes voluptuosamente acariciado en esa lasitud por cada palabra que se pronunció, haces cábalas sobre el significado de tal o cual expresión, sonríes inadvertidamente al recordar una determinada inflexión, un gesto... Y el sueño se apodera lentamente de ti, su voz flotando en derredor tuyo... Duermes acunada por la nana de sus palabras, para despertar con esas mismas palabras besándote los labios, la memoria...

Pasas suavemente el dedo por la hoja de árbol que metiste hace tanto tiempo en ese libro que hoy abres, tan olvidado como aquella hoja. Tan olvidado como aquellas palabras que se metían en la cama contigo. Como quien las pronunciaba, aquella persona que hace tanto tiempo hacía latir desbocado tu corazón... Y sonríes, pensando que esos paisajes vividos que creíamos que definitivamente habíamos deshabitado continúan intactos en la memoria de los árboles.

AVALON

43 comentarios:

Miguel Rodríguez dijo...

Maravillosa visión.
me quedé pensando en la melodía ideal para releerla...

saludos!

Alberto López Cordero dijo...

AYYYY, me lleno de nostalgia rememorando aquellos primeros meses con la que hoy en día es mi señora esposa. Aquellas despedidas nocturnas, aquellos paseos, aquellos primeros besos...y ya han pasado más de 14 años. Mierda de tiempo que se nos escapa. Besos.

Anónimo dijo...

¡Ay, mi niña!.Qué cosas más bonitas escribes. Me he puesto nostálgica y me ha venido a la memoria la canción de Adamo:"Un mechón de tu cabello". Yo después de tantísimos años, guardo todavía un perrito de peluche que me envió el que ahora es mi marido y traía un papelito que conservo y dice:Con todos mis ladridos de añoranza.¡No voy a quererlo!. Un beso muy grande.

Mónica Lima Quinto dijo...

Recuerdo la ilusión que vivimos con mi esposo, lo conozco desde hace 25 años, siempre me gustó físicamente, además me gustó lo inteligente que es y su calidad humana (tres requisitos para mi). Nos casamos hace 16 años; ahora las cosas han cambiado un poco, lamentablemente la rutina se apodera de nosotros, sin embargo el romanticismo da paso a otro aspecto importante en la relación y es la camadería, el compañerismo, la amistad, la familiaridad, aspectos que para mi son muy enriquecedores.
Ya no es aquella relación de adolescentes, en la cual nos enojamos por cualquier bobada y luego viene la reconciliación con promesas de que no volverá a esuceder. Y sucede nuevamente, hasta que ambos comprenden que la relación ha madurado.
Me ha agradado pasar por tu calle (¿estoy hablando con la mujer o con el hombre?)

yraya dijo...

Me has hecho recordar sentimientos y paisajes que tenia bien guardados.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Bonito cuento, Avalón. Los objetos, las más de las veces, guardan no sólo el recuerdo de lo que fueron sino también de lo que representaron.
SALUDOS

PROSÓDICA dijo...

Esos instantes que resultan una vida entera!!. Me gustó mucho, recordé mucho cuando eramos novios con mi esposo, como pasa tardes recordando sus palabras. Preciosa entrada. Y gracias por pasar siempre por mi blog.

Que sigan las letras magicas!!!

Anónimo dijo...

Una maravillosa historia llena de sensaciones, de melancolía y de sano romanticísmo y, tal vez, por esas carcterísticas, se convierte en historia universal, intemporal, vivida y compartida por muchos/as. Casi una leyenda.
Vino y besos.

ale dijo...

Qué universal.

Recomenzar dijo...

Que lindo me pasó cuando era mas joven ahora veo el amor diferente, mas real y me entiendo menos.

Helena dijo...

¡Qué maravilloso texto!
Qué bien reflejados esos primeros momentos con el ser amado... esos que ya no volverán... Sentí mucha nostalgia leyéndolo.
Lástima que el tiempo lo devore todo.

Besos.

Miguel Schweiz dijo...

Hermoso Quimera. Nostalgia... recuerdo... revivir... Un golpe de hoja que rebobina las escenas.
Besos

Calle Quimera dijo...

Me da la impresión de que se te ocurriría con facilidad alguna melodía perfecta para dotar de alma a este pequeño relato, Dueño... ¿Quieres proponer tú una..?

Gracias por tus palabras y por tu visita, y bienvenido a esta Calle. Saludos cordiales.

Calle Quimera dijo...

A veces es bonito abandonarse a esa nostalgia, Alberto, ayuda a permitir que lo bueno de nuestro pasado siga vivo.

¿Mierda de tiempo que se nos escapa? ¿Y por qué no alegría del tiempo que nos queda por delante, ilusión por hacer revivir lo que una vez nos hizo felices, alimentar llamas..? :-)

Un besazo, extremeñito, me alegra muchísimo verte de nuevo.

Calle Quimera dijo...

Qué anécdota tan tierna, Malena... Claro que es para quererlo... A mí también me gusta guardar determinados objetos, ¿Verdad que cuando los vuelves a mirar parece que el tiempo se ha detenido, que aquello que nos rememora vuelve a adquirir la misma vida y la misma fuerza que tuvo en su momento?

Un besote gordo, guapa.Yo también recuerdo aquella canción de Adamo... Ainsss...

Calle Quimera dijo...

Las relaciones de pareja siempre evolucionan, Mónica; poco a poco va desapareciendo la pasión adolescente del principio para ir dando paso poco a poco a un sentimiento mucho más sereno, más maduro, en que la amistad, la camaradería y la comprensión son los pilares fundamentales, y desde luego lo que hace que esa relación se mantenga a través de los años. Sin ellos, cualquier amor, por mucha pasión en que se haya fundamentado, termina por desaparecer cuando ésta se agosta.


La rutina también es algo inevitable con los años, pero se puede combatir. Salpimentar un poquito la relación es aconsejable siempre.. :-)


Besos. Ah, soy la sección femenina de Calle Quimera. Etinarcadia es la parte masculina.


Avalon

Calle Quimera dijo...

Y qué poquito basta para reverdecer esos paisajes y hacer florecer esos sentimientos, ¿verdad, Yraya..? La hojita de un árbol que guardábamos en un libro olvidado, las líneas de un pequeño relato...

Un beso.

Calle Quimera dijo...

Exactamente, Paco, el valor de los objetos que guardamos es sobre todo lo que le hecho que nos recuerdan representó para nosotros, lo que supuso en nuestras vidas y en nuestros corazones. Al menos, yo lo siento así...

Besos.

Calle Quimera dijo...

A veces esos instantes resultan una vida entera, Acentuando, y en otras ocasiones son solo flashes fugaces en una vida, solo espejismos de lo que creímos que fue un amor.

Me alegra haberte traído buenos recuerdos. Un beso, y gracias a ti por haber entrado en esta calle.

Calle Quimera dijo...

¿Quién no guarda una flor seca, una hoja de árbol, algún recuerdo de un momento de amor vivido con intensidad? ¿Quién no se ha acostado alguna vez con las palabras de la otra persona acariciando sus oídos y su piel, Manuel? Creo que sí, que todos los que habéis leído este pequeño relato os podíais haber sentido identificados con él en algún momento de vuestra vida.Y es bonito...

Besos, y una buena copa de vino.

Calle Quimera dijo...

El amor es universal, Ale, las sensaciones que genera, los gestos de los enamorados... No creo que varíe sustancialmente entre los que habitan este mundo.

besos.

Calle Quimera dijo...

Creo que la experiencia que se narra en este ralato nos ha ocurrido a todos, Mucha... Claro que ahora ves el amor diferente, porque tú también lo eres. Todos evolucionamos con el tiempo, y los conceptos que sostienen nuestra visión de la vida también.

Quizás no es que te entiendas menos, sino que estás en un momento de replanteamiento de la vida. Y son momentos en que uno está confundido....

Besos.

Calle Quimera dijo...

Es cierto, lo que se fue ya no volverá, Helena, pero mientras esa persona sigue siendo el ser amado siempre hay posibilidad de iniciar nuevos momentos iguales o mejores, siempre se puede reinventar la relación y hacerla cada vez más fructífera y placentera.


Un beso.

Calle Quimera dijo...

Qué bonito lo dices siempre, Miguel, y qué exactitud en el análisis... Efectivamente, una sola hojita de árbol tiene todo ese poder evocador. Debe de ser por eso, porque los árboles tienen memoria.

Un besote.

El perro andaluz dijo...

Simplemente una delicia. Has destapado mis sentidos y como una brisa primaveral, me han rozado mil recuerdos.
Gracias por ello.
Un superbeso Avalon querida.

G.Ruiz dijo...

Un bello post, tus letras me hacen divagar en la necesidad de buscar quien me anote en su diario para luego recordar las cosas vividas.

Saludos

Calle Quimera dijo...

Espero que hayan sido unos recuerdos muy agradables los que he despertado en ti, Allan...

Me quedo encantada con ese superbeso, y te lo cambio por el beso especial de la casa.. :-)

Se te echaba de menos...

Calle Quimera dijo...

Seguro que encontrarás en el momento oportuno a esa persona que te anote en su diario, Gustavo, y que, más que recordarte los buenos momentos vividos te los haga vivir y disfrutar al máximo.

Un besote.

txanba dijo...

no sé qué decirte simplemente quizá, señalar lo que me tocado las fibras sencillas de mi interior: "Duermes acunada por la nana de sus palabras, para despertar con esas mismas palabras besándote los labios, la memoria..." precioso. un abrazo. tx

Calle Quimera dijo...

Tu sola presencia en esta calle es más que suficiente, Txanba. Gracias por estar aquí, y por tus palabras.

Un besote.

AnaR dijo...

Para mi los árboles, su frondosidad , su arraigo y su generosidad ( al desprenderse cíclicamente de sus ropajes, de sus frutos)son sinónimo de vida, historia, memoria , sí...Y han sido y serán imagen de muchas de mis letras...

Me ha encantado.

Un abrazo

null dijo...

He visto hoy tu entrada sobre los Immaculate Fools. Best british band ever.

Cuto dijo...

Recuerdos... a veces increíble cómo perduran en nuestros corazones... sólo una chispa es necesaria para reavivarlos y vivirlos de nuevo...

Besos

Calle Quimera dijo...

Es bonito pensar que en la memoria de los árboles está todo, Ana R. Ellos estaban ya ahí antes de llegar nosotros, y seguirán después. A mí también me gusta pensar en ellos como los testigos mudos de nuestra historia.

Besos.

Calle Quimera dijo...

Espero que te gustase el post, Pangloss. La banda, desde luego, fue de lo mejor que dio Inglaterra en esos años.

Un saludo, y gracias por tu visita.

Calle Quimera dijo...

Y con cuánto realismo vuelven , ¿verda, Ignatius? Qué vívidamente renacen las imágenes en nuestras retinas, por mucho tiempo que haya pasado...

Besos, me alegra mucho verte de nuevo.

El antifaz dijo...

Como la vida misma. Hay que recuerdos que no hace falta guardar, porque reaparecen sin buscarlos en cualquier hoja de cualquier árbol; de tu árbol.
Besos.

Calle Quimera dijo...

Los recuerdos son la vida misma, Antifaz, "presentes sucesiones de difuntos", como diría Quevedo. Pero tienen la facultad de resucitar con actos tan simples como pasar un dedo por una hoja de árbol, de nuestro árbol. Levánte y anda, Lázaro...

Besos. Me alegra mucho verte de nuevo.

Unknown dijo...

Mi querida y dulce Avalon, qué hermosa forma de evocar lo mejor de los recuerdos... Me alegro de saber que los recuerdos dulces siguen vivos en tu memoria. Besos y cariños,
V.

Calle Quimera dijo...

Ese tipo de recuerdos sigue vivo en la memoria de todos, Poeta. Por suerte..

Un beso, me alegra mucho verte de nuevo.

Ashbless dijo...

Muy hermoso...

No haba ido esta semana a una velocidad suficientemente lenta -normal- para leerlo.

Me parece grande y hermosa la metáfora, la memoria de los arboles.

Un beso

Calle Quimera dijo...

Gracias por haberte detenido en este post, Ashbless, y por tus palabras.

A mí me gusta pensar que los árboles tienen memoria, que son testigos mudos de todo cuanto ocurre a los humanos. Ellos ya estaban ahí desde siempre. Lo que hace falta es que les dejemos vivir lo suficiente para que sigan contemplando la historia de nuestros hijos...

Un beso.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Este texto es una preciosidad. Es redondo. Lo voy a guardar, gracias.

Saludos.