lunes, 29 de enero de 2007

ESENCIA


Dame una sonrisa que ilumine mi camino, y así, con la dulzura del reír, podré llenar mi cantimplora de la esencia de la vida. Y no dudes que de ella tomaré solo lo justo para poder cruzar el desierto y llegar así a donde me lleven mis pies, que, cansados, me dirán: “¡Al fin hemos llegado!”


ETINARCADIA

2 comentarios:

Trasto dijo...

Las sonrisas tienen vida propia. Nacen, tímidamente.
Crecen, si se abusa de ellas.
Se multiplican, si encuentran ecos.
Y... mueren si no los encuentran.

Abusa de las sonrisas en tu travesia.
Tal vez cuando llegues te sorprenderás con la cantidad de sonrisas que llevas en la cantimplora.

Saludín

PD: Y lo mejor de todo es que cuanto más sonrisas hay en una cantimplora, menos pesa llevarla colgada.

Calle Quimera dijo...

Las sonrisas son la esencia de la vida, el motor que nos mueve, el alimento del corazón. No hay desierto que no se pueda cruzar si la cantimplora va bien provista de ellas.

Precioso comentario, Trasto. Un saludo muy cordial.