lunes, 3 de noviembre de 2008

CUARTO DE TRASTOS


Siete años son muy pocos para ocupar el trono del mundo, pero así ocurre cuando te sientas en el sillón desvencijado del cuarto de trastos, un sillón de piel verde botella, cuarteada y triste. Un sillón tan grande y tan alto que, a pesar de tener una pata rota que lo hace inclinarse tanto como los muchos años que acumula su viejo esqueleto de madera, hay que realizar verdaderos esfuerzos para poder encaramarse a su asiento, sobre todo cuando tienes un cuerpo pequeño y menudo. Sobre todo cuando esa personilla tiene que ver el mundo a través de los ojos y el corazón de un adulto.

El cuarto de trastos no es la sala oscura de un cine, no existe una pantalla en la que evolucione la vida captada en imágenes y voces, es algo mucho mejor. Es el lugar donde se pueden vivir todas las vidas conocidas a los 7 años. Es el mundo, todo el mundo, el único deseable. Y es posible porque lo construye quien se sienta en su trono roto cuando proyecta su propia cosmovisión onírica en los viejos e inútiles cachivaches que le rodean, y de repente estos toman vida, con la voz y las imágenes fraguados por quien habita ese cuarto. El libro de cuentos cae de las manitas infantiles, y, de pie, sobre el asiento que ya no es asiento sino drakkar vikingo, capitanea la princesa Sigrid de Thule, la eterna novia del capitán Trueno. Y la preciosa botella de cerámica de Curaçao a medio consumir que reposa, junto con otras bebidas espirituosas en el botellero del cuarto de trastos, es ahora una botella de ron. Y el viejo y tuerto pato de peluche despeluchado el loro que la princesa posa sobre su hombro.

El drakkar se encamina al único Edén que nos queda sobre la tierra: a los mares del Sur, limitados en los cuatro puntos cardinales por las paredes del cuarto de trastos. Y toca tierra en una de sus islas, donde la princesa se quedará a vivir hasta que el ángel empuñe su espada flamígera, pasada ya la edad de ser princesa, y la expulse de su paraíso.

Pero sigue habiendo islas en los mares del Sur... Islas como esta:



Y la princesa que ya no tiene edad de serlo se queda a vivir en la música, entre los acordes de las guitarras, en su vientre de madera, con los dedos enredados en sus cuerdas. En los ojos azules del uno, entre sus rizos rubios y ensortijados, y en los oscuros ojos aquilinos del otro, entre los largos cabellos castaños. En la voz desabrida del primero, en la dulcemente endeblita del segundo, a la que ella une la suya, así mismo delgada y dulce. En sus sonrisas y miradas de complicidad.

Pero la vida es como este corte del Concierto de Bangladesh: al igual que en algún que otro instante ocurre con las voces de ambos cantantes, su voz y la del Edén no sincronizan bien. Y al final termina por llegar el ángel de la espada flamígera y arrojar de ojos, cabellos, voz y guitarra a la princesa que ya no lo era.

No importa, hay más islas en los mares del Sur, y tú las vas recorriendo todas, una por una. Solo que cada vez van quedando menos por habitar, y llega un momento en que ya no se espera la llegada del ángel que te expulsará de ella, se va una sola de la isla. Hasta que no quedan más...

Y mientras, la vida y su condena, el pecado y la penitencia siguen transcurriendo fuera del cuarto de trastos, que a veces continúa limitando a norte, sur, este y oeste con los mares del Sur, aunque sea sin islas. Y a veces se convierte en una de esas cajas cuánticas donde nunca se sabe si el gato está vivo o muerto hasta que no la abres. Fuera y dentro del cuarto de trastos a veces reconoces nombres, el de otros, el propio, y descubres que algunos de esos nombres son también como una condena. O no llegas a reconocerlos jamás, ni siquiera el tuyo. Mientras las palomas blancas siguen jugando en su nido, ajenas a pecados y penitencias, a cajas cuánticas, incluso a la agonía de los mares de Sur.


AVALON

39 comentarios:

Malena dijo...

Ese cuarto de trastos tan maravilloso, en donde los sueños por más difíciles que sean se convierten en realidad. Pero gemelita, esta vez no estoy de acuerdo, el trastero existe y existirá siempre, quizá no con la misma inocencia en la princesa sentada en el sillón pero si que valora mucho más ese lugar de sueños.

Sí que es verdad que a lo largo de nuestra vida vamos entrando y saliendo de mil islas, pero es un aprendizaje. Es como ir a Itaca y como dice el poema, "ojalá que el viaje sea largo". Al final encontramos nuestra isla, Avalon, siempre la encontramos y se convierte en nuestro refugio y el lugar en donde habitan las personas que amamos y nos hacen crecer.O simplemente las que nos confortan y nos hacen la vida más agradable.

Seguimos siendo principes y princesas, con más experiencia pero siempre pudiendo volver al cuarto de los trastos.

¿A que no me equivoco?

Necesitamos esperanza y belleza para vivir y eso, querida amiga, no nos faltará nunca.

Todo mi cariño para mi Dama y mi Caballero.

P.D/ Chino muy bien.Stop. Ovación y vuelta al ruedo.Stop.

Raùl Junquera dijo...

Joè bishilla que inspiraciòn, pero... A ver quien me saca de esta Isla??????????????

BESOS GUAPETONA!!!!!!!!!11

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Es necesario el trastero para guardar trastos que una vez que sirvieron, no sabes si los volverás a utilizar... esos que mal- utilizaste lo mas seguro que es que no sepas donde los colocaste o si te deshiciste de ellos...saludos

El peletero dijo...

Las palomas siempre juegan en su nido ajenas a todo y los gatos viven y mueren encerrados en sus cajas negras, mientras tú...

...eres para siempre, la reina del mar.

Ashbless dijo...

Que maravilla de texto. Me ha gustado muchísimo, me ha recordado la época en que una alfombra era el mundo, y un sofá un barco pirata.

Felicidades. ¿Has leido el mismo mar de todos los veranos?

Besos

Anónimo dijo...

Después de leerosme queda la impresión de que el autentico cuarto de trastos está instalado en nuestras cabezas... Por cierto voy a ver si la ordeno, ando estos días algo caótico.
La hostia, qué música...

Vino y besos

Calle Quimera dijo...

Manuel Rubiales dio con la clave, Malena: el cuarto de trastos está en la mente. Claro que existe, y existirá siempre mientras no cerremos su puerta definitivamente o lo vaciemos para darle otro uso. Dentro de él están los mares del Sur, y las islas a las que vamos arribando en sucesiva etapas de
nuestra vida en busca de ilusiones, de sueños, de evasión, de descanso, de lo que sea... Porque si de pequeño es innato soñar, de mayor es necesario.

No, te no equivocas, cielote, siempre se puede volver al cuarto de trastos, se debe volver aunque cuando eres niña seas princesa de verdad y más tarde entiendas que solo eres princesa plebeya, pero princesa al fin y al cabo. Y
príncipe...

Todo nuestro cariño también para ti, ya lo sabes.

¡Olé mi Malena!Stop. Estaba segura de que terminarías a hombros. Stop. Te lo mereces. Stop.

Calle Quimera dijo...

Tú no necesitas más mares que los que rodean a tu isla, Raúl, ni más isla que esa que pisas. Ahí tienes todo o casi todo lo que realmente quieres, lo que sueñas,¿verdad...? Y yo me alegraré de que así sea.

Un besazo, rey.

Calle Quimera dijo...

Sí que es necesario ese trastero en que guardar lo que una vez sirvió, Manuel, la vida da muchas vueltas y nunca sabes si los necesitarás de nuevo. A veces dan mejor servicio cuando ha transcurrido un tiempo...

besos.

Calle Quimera dijo...

Hay que esforzarse mucho para ser siempre la reina del mar, Peletero, la corona se cae con frecuencia y el trono casi siempre parece una silla vulgar, o un sillón desvencijado de cuarto de trastos. El mar no parece mar, sino tierra firme, y los vientos no parecen soplar, sino estar encerrados entre cuatro paredes.

Pero se hace lo que se puede... :-)

Besos.

Calle Quimera dijo...

Gracias por tus amables palabras, Ashbless. Bendita época esa en que la alfombra era el mundo y el sofá un barco pirata, y nosotros éramos todo lo que podíamos imaginar y mucho más.

No, no he leído ese libro, ¿de qué trata?

Un beso grande.

Calle Quimera dijo...

Te ha quedado la impresión correcta, Manuel Rubiales, es ahí, en la mente, donde está instalado el cuarto de trastos y por lo que realmente da servicio: justo el que deseamos y necesitamos.

Era buena música la de aquella época, ¿verdad?


besos.

Raùl Junquera dijo...

Tienes razòn........

Calle Quimera dijo...

Para mucha gente, sus sueños e ilusiones habitan una isla distinta a aquella en que se desarrolla su vida diaria, Raúl. A veces hay tantos miles de Kilómetros entre ambos lugares que se hace insalvable la distancia...

Siempre me dio la impresión de que tus sueños y tu vida real estaban en el mismo sitio, en la misma isla, que no hay nada que apetezcas verdaderamente que esté fuera de ahí. Y no sabes cuánto me alegro por ti, bichito...

Un besazo, y otro para esos dos habitantes de tu isla que son tu sueño y tu realidad.

Raùl Junquera dijo...

Ni yo podìa haberlo dicho mejor......

Anónimo dijo...

En la medida en que se eliminan los trastos se abre espacio para lo nuevo en la vida.
Lindo texto.

Saludos y un abrazo

Anónimo dijo...

Como Manuel Rubiales, pienso que el trastero está en nuestra mente que, a veces, es como una isla en medio del caos y otras, como esa isla en el centro de un mar en calma.
Lo impostante es seguri soñando, eso sí, con los pies en la tierra, o en la isla...

Abrazos a repartir

Calle Quimera dijo...

Quiero besarte,pero mis labios tienen miedo de la verdad.Dos lenguas (como suena),saliva,calor,esa humedad que nos lubrica el Alma.Un cuarto de trastos en el que viajar contigo al fin del mundo, a tu ser.Un beso de muñeca,de soldado de plastico(montaplex).Un peletero que nos anuncie,un gaditano que nos invite.La alegría del beso en las palabras de Manuel Rubiales,el escupitajo despues del lamido del Perro Andaluz,la caricia infinita de algún tintero travieso.La fuerza de nuestra María,la sabiduría de Miguel y ablhess.....un beso al fin.Despues un brindis literario y nunca más bello que con Trini.Confusión y amor del bueno con Victoria,obras maestras por que lo son para mi de Antifaz.....besos al aire.Calle quimera no es un tubo de escape ,es la Esperanza ,tu sonrisa y la mía.El caminar de los que en su confusión justificada siempre acaban en la taberna del irlandes....bebiendo.La calle es un cine presentado e iluminado por Alberto,maestro.Ese beso somos todos y que no falte la sidra asturiana.Mención especial a un Vizconde mágico,muy especial y casi humano.....
Perdonar la paliza es que hoy en la taberna estamos todos invitados..............por que si.SALUD¡¡¡¡¡¡

Anónimo dijo...

Yo me apuntaba a esa taberna, pero... hay que currar, cachis!!!

En el cuarto de los trastos tengo plaza fija, y una isla para mi solita. Y una palmera que me abanica con sus hojas cuando ando sofocada. Y un océano chiquitito pero con unas olas inmensas que calman mi sed y mi zozobra. Y un walkman celestial porque no sabría vivir sin la música del cielo y de las estrellas. Y una muñeca muy salada (con cara de bruja) pero que sólo la veo cuando me acerco a un gran espejo que hay al fondo del cuarto, al lado está un baúl como el de Karina... ahí guardo los mejores momentos vividos en mi cuarto de trastos y de trasta.... ;-)
Ah, y una mágica luna, pero esa sólo la veo cuando salgo de mi cuarto y bajo a la calle, creo que se llama Quimera, o algo así....
Mi querida Avalon, una pasada este cuarto...

Besos a repartir..

Shhh... “La bruja averías”

Calle Quimera dijo...

En lo más escondido de la taberna ,allí donde está la puerta a otros mundos espera una mesa vacía,solo cuatro vasos y una botella de bourbon.En el suelo ,lápiz y papel.Tiempo de escribir,la música nos animará a beber.....bailar sin miedo.Las brujitas me encantan.SALUD¡¡¡.

Victoria Caro dijo...

Yo, mismamente, soy un auténtico trasto dentro de este cuarto desordenado y caótico que es el mundo.

En serio, soy una curiosa empedernida y siempre me ha dislocado fisgonear en los trasteros, sobretodo, los de la imaginación.

Un beso muy grande

Calle Quimera dijo...

Ojalá que siempre sea así, Raúl, que jamás haya nada que apetezcas o con que sueñes que esté lejos de tu isla. Y serás feliz siempre...

Un besazo.

Calle Quimera dijo...

Hay tratos que sí que es necesario tirar, Raizen, es la única manera de dejar hueco para lo nuevo que nos depara el destino. Hay otros que es imposible desprenderse de ellos, forman una parte tan sustancial de uno mismo que se hace preciso conservarlos siempre para poder mantener la propia identidad.

Besos, guapa.

Calle Quimera dijo...

Yo también pienso lo mismo, Trini. El cuarto de trastos es imprescindible, es el que nos salva muchas veces del caos..con la condición, como dices, de tener firmemente asentados los pies sobre la tierra. En caso contrario, la confusa mezcolanza que ya forman de por sí los trastos acumulados en la habitación no haría más que convertirnos en un trasto más de aquellos y formar parte de su misma confusión.

besos, Trini, seguiremos soñando.

Calle Quimera dijo...

Tus labios no tienen miedo de la verdad, Etinarcadia, porque besan de verdad, con lengua, saliva y de to.. (pero qué burro eres, ya hablaremos tú y yo.. je.. ;-)). Los besos que dan auténtico calor son esos, los que nada se reservan, y no has podido escoger mejor metáfora para hablar de lo que da calidez al alma: la verdadera amistad, el cariño sin limitaciones, querer compartir sueños en el cuarto de trastos, lágrimas comprendidas, islas compartidas, pañuelos con sentimientos dibujados en ellos...

Ese beso somos todos, decías, y es cierto. Todos y cada uno de los que comparten la calle y la taberna con nosotros comparten asimismo los sueños de ese cuarto de trastos, las lágrimas comprendidas, las islas, los pañuelos con sentimientos dibujados en ellos... Todos, porque son amigos y lo han demostrado.

No, Quimera no es un tubo de escape, es mucho más. Es un sueño , un imposible de cuando tú eras pequeñito e incluso de hace dos años. ¿Te acuerdas cuando pensábamos en un púlpito y se nos ocurrió la idea del fanzine sin saber ni que existían los blogs? Quimera es eso, una quimera que se plasmó en algo consistente, tangible, y la esperanza en que, por difíciles y mal que vayan las cosas, por peregrinos que sean nuestros deseos, siempre es posible coger la luna con las manos. Eso se llama Esperanza, compi... Y es lo último que se pierde.

Pues como en la taberna estamos todos invitados hoy, págate tú la ronda, rubito, que estamos a principios de mes pero pa mí, este en concreto, es como si estuviéramos ya a finales. Así que retrátate... ;-)

Besos, y salud.

Calle Quimera dijo...

Sí, brujita Avería, sé que en el cuarto de trastos tienes abono en primera fila del tendido, y que no hay en él objeto que tu imaginación no transforme en lámpara de Aladino. Y que tú eres la trasta más trasta de todo el cuarto..je.. Y que por las noches te sales de tu isla y vuelas en tu aspiradora (ya te digo que son más fashion que las escobas, y que solo las pueden usar las brujas buenas, no las de la verruga en la nariz). Vuelas hasta la luna, y allí te sientas a mirar lo que ocurre aquí abajo, en la tierra. Sé que duermes en la casa blanca que tienes en la luna blanca, y que por las mañanas, impregnada de esa luz blanca, bajas a la tierra disfrazada de muchachita normal y corriente, para que nadie sospeche.

Brujita, un besazo.

Calle Quimera dijo...

Menuda colección de trastos nos vamos a juntar en el cuarto ese, Victoria... :-) La curiosidad es la madre de toda ciencia, así que el fisgoneo es sanísimo. No se debe dejar de practicar nunca...

Un besazo, rubia, bien grande.

Daphne dijo...

me encanta tu blog, las fotos, los relatos.. son todos muy... no sé cómo explicarlo, son como que tiernos

te deseo muchas felicidades

Anónimo dijo...

Siempre hay ese cuarto perdido, el tiempo pasa distinto, el mundo se mueve al compas del aire y la musica suena diferente...hay dragones y princesas, hay piratas y hadas, esta Campanilla ....una delicia d epost. Un abrazo.

Vizconde de Bragelonne dijo...

Cuartos de trastos, baúles escondidos, niños que crecen y rincones perdidos de almas adolescentes.

¿Y quién no ha musitado alguna vez la letra de esa canción que conoce de memoria con incipientes lágrimas en los ojos?

¡Qué buena elección Avalón!

If not for you,
Babe, I couldn't find the door,
Couldn't even see the floor,
I'd be sad and blue,
If not for you.

If not for you,
Babe, I'd lay awake all night,
Wait for the mornin' light
To shine in through,
But it would not be new,
If not for you.

If not for you
My sky would fall,
Rain would gather too.
Without your love I'd be nowhere at all,
I'd be lost if not for you,
And you know it's true.

If not for you
My sky would fall,
Rain would gather too.
Without your love I'd be nowhere at all,
Oh! What would I do
If not for you.

If not for you,
Winter would have no spring,
Couldn't hear the robin sing,
I just wouldn't have a clue,
Anyway it wouldn't ring true,
If not for you.

Sólo si eres George Harrison o Bob Dylan se te puede perdonar semejante improvisación desacompasada y ver en ella un joya, un rareza valiosa.

Prometo que la próxima vez le diré todo eso que me ocurriría si no fuera por ella.

Un fuerte abrazo.

P.D.: Apagaré el telediario que hoy tampoco dice nada nuevo y le pediré al irlandés un té rojo bien caliente, un chupito de hierbas de esa botella que no tiene etiqueta y que me ponga a Dylan o a Harrison... "If not for you..."

El antifaz dijo...

El cuarto de trastos es como tu primer amor; surge la magia en su presencia inevitablemente.
La magia se acaba, o se desvirtúa, si empezamos a pedirle al cuarto de los trastos que nos lleve a donde nosotros queremos.
Creo que no hay que forzar la situación. Dejarse llevar, permitir que sean los trastos los que hablen y elijan el destino. Que fluyan los sueños y que el paraguas viejo sea un bastón de mando, una escoba de bruja, una espada que no mata, la paleta de un cocinero, o un simple paraguas que deja pasar sólo la lluvia imaginaria de la felicidad.
Un beso, un abrazo... fuertes.

Malena dijo...

He oido algo de que en la Taberna del Irlandés, hay barra libre, así que saldré de debajo de una de las mesas, en donde suelo refugiarme y me pido...¿Podría ser un mojito? :)

¡Voy, voy, ya salgo! (Es que me van a pisar sin querer)

Besos, mi Dama, mi Caballero.

Calle Quimera dijo...

Gracias, Dafne. Etinarcadia, mi compañero de blog, y yo te
damos la bienvenida a esta calle, y te agradecemos tus palabras y tu visita.

Saludos cordiales.

Calle Quimera dijo...

Los cuartos de trastos, sean reales o esos que a veces tenemos en la imaginación, constituyen un mundo distinto, Prometeo, un lugar donde todo es posible, o casitodo. A veces es necesario creer en príncipes, dragones, piratas y hadas, ¿verdad?, aunque solo sea por un ratito.

Un beso.

Calle Quimera dijo...

Y adultos en busca del niño perdido entre trastos o escondido
en baúles, y rincones de almas adolescentes encontrados, Vizconde...

Eres mi héroe, chiquillo... ¡Has entendido la joya que son estos compases desacompasados...! :-)Esa canción es una pequeña maravilla, y la improvisación de estos dos monstruos de la música contemporánea un auténtico diamante. Harrison y Dylan, junto con Clapton, son mis tres amores, no puedo evitarlo.. :-)

Gracias por el detallazo de dejar la letra de la canción. El irlandés te invita a todo el té y el licor de hierbas que te apetezca, y estará pinchando Dylan y Harrison. Aunque te advierto que tengo enchufe con él, y Clapton caerá unas cuantas veces, sin duda.. ;-)

Besazo, Vizconde.

Calle Quimera dijo...

Qué bonita ha sido esa imagen, Antifaz... "El cuarto de trastos es como tu primer amor"...

A mí siempre me fascinaron los cuartos de trastos; en casa había uno, pero solo era la habitacioncita más pequeña y pobrecita de la vivienda, no era un desván. Ese era mi sueño... Hay magia en un cuarto de esos, es cierto, pero es él y sus cachivaches quienes la tienen, ellos quienes hacen magia, no uno. Por eso es cierto que hay que dejarlos a ellos ser los que muevan la varita mágica y a nosotros, ellos quienes despierten la imaginación. Al fin y al cabo, ella es la magia.

Un beso fuerte para ti también.

Calle Quimera dijo...

Pero Malenita, criatura, ¿qué haces tú debajo de la mesa? Anda, ven p´acá... Sí, hay barra libre, que Etinarcadia estaba espléndido ayer. Lo que no sabe es que paga él.. ;-) Claro que sí, mojito y lo que quieras, no tienes más que pedir, siéntate a la mesa, que cabemos todos.

Besos, tercera mosquetera.. :-)

Kim Basinguer dijo...

Me hubiese gustado tener un cuarto de trastos. Cuando lo veo en alguna película siento algo de envidia...es el sitio mejor para jugar a todo, para ser princesa, para ser la madrastra y para esconderte con tu amiga imaginaria.

Calle Quimera dijo...

Es el mejor lugar para soñar, y para vivir lo quequieres tú, no lo que quiere la vida que vivas.

Besos.