Esta es la primera vez que se publica algo en esta calle sin que haya dado primero su visto bueno Etinarcadia, que, además de boss mandón y un poquito gruñón, ha sido siempre el alma de Quimera. Ni siquiera sabe aún de la existencia de estas líneas... Están aquí para agradeceros de corazón a todos que no hayáis dejado de dar vida con vuestras palabras y vuestros pasos a esta callecita, a pesar de lo silenciosa y taciturna que está últimamente.
La última vez que nuestra entrañable Malena pasó por ella nos decía entre bromas y veras que esperaba que pronto se restableciese la normalidad y que todo volviera a ser como siempre. Y ahora mismo no es posible... Este blog es un proyecto conjunto, la materialización de una antigua quimera de juventud de un valenciano y de una idea descabellada que una vez le propuso en un mail a una amiga suya sevillana: componer poemas juntos. Por Dios, si la sevillana no escribía desde que era chica... Pero nos pusimos a ello casi como un juego, un par de años después nos decidimos a asomarnos a la blogosfera, y nació Calle Quimera.
Calle Quimera es el resultado de llamarnos por teléfono, preguntarnos qué vamos a publicar, elegir tema, enviarnos por mail lo que cada uno ha escrito sobre ello a ver si al otro le parece bien, corregirnos mutuamente el texto que se decide postear, pelearnos entre risas porque uno dice que sobra tal frase o cual palabra y el otro insiste en que no, repetirlo y retocarlo de nuevo hasta que queda a gusto de los dos, buscar fotos, música, volver a pelearnos y a reírnos, elegir las imágenes y la canción definitivas...
Y todo eso falta en estos momentos. No corren buenos tiempos para mi compañero, no, y hace ya semanas que le resulta imposible prestar su atención a esta tarea. Yo podría seguir en solitario, es cierto, pero entonces este blog sería otra cosa. Avalon solo es Avalon, y Avalon sin Etinarcadia jamás podría ser Calle Quimera porque Calle Quimera somos dos, y ahora mismo le falta el alma: Etinarcadia. Y un blog sin alma no es el proyecto que habíamos concebido. Por eso, cuando él esté en disposición de volver, se encenderán de nuevo las farolas de esta callecita.
Pero Malena, nuestra okupa oficial por derecho propio, había pedido en su última intervención "un poquillo de "pan" literario", y no se le puede negar nada a alguien que lo da todo y más, como ella hace. Y he pensado en este poema que escribí hace algún tiempo para quien desde que llegó a mi vida se convirtió en el mejor de los amigos.
Gracias nuevamente, Alberto, Raúl, Allan, Antifaz, Enmascarado, Raizen, Vizconde, SCD, Miguel, María, Manuel R. y Manuel T., Raizen, Ashbless, Sluagh, Jassy, Victoria, Trini, Viento, y a todos esos que ya no nombro porque la lista es larga. Gracias a los que habéis ido llegando en estos últimos días, como Patricia Gold, Peletero y otros a los que las circunstancias actuales no nos han permitido atender debidamente. Gracias porque absolutamente todos, sin excepción alguna, habéis aportado en algún momento sin saberlo una de esas sonrisas que se dibujan por dentro y caldean el alma. Cuando este blog pueda volver a llamarse de verdad Calle Quimera, estaremos de nuevo aquí. Espero que muy pronto.
Por ti, Malena. Para ti, Etinarcadia.
Y SIN EMBARGO, ESPERANZA
Se hilvanan las últimas sombras nocturnas
con las que anteceden al alba,
y un día sucede sin apenas frontera a otro día,
en un continuo implacable donde
se amasijan, informes, la noche y la madrugada,
la jornada de ayer, la de hoy y la de mañana,
que desvivo a empujones de autómata inercia,
de tenaz apatía.
El ruido de las máquinas de mi fábrica se confunde
en infernal y oscura mezcolanza
con el del reloj que ejecuta las horas, los meses, los años,
con el sonido del corazón, que ejecuta mi vida...
Hasta mi prisión de plazos, facturas,
de cansancio infinito que nunca se acaba,
llega el vago olor de la apenas vida que me alcanza,
el eco lejano de las risas de mis hijos,
los recuerdos de lo que no he vivido...
En la sala de espera, los libros que quiero leer,
los poemas que mi mente sólo alcanzó a pergeñar,
la tarde de miércoles de cine y palomitas,
ese viaje que siempre dejo para mejor ocasión...
Lo único cierto, el crujir de mis días arrugados y tirados
a la papelera, como periódicos viejos.
Seis de la mañana.... Como Lázaro, levántate y anda.
Pero siempre... siempre, resiste la esperanza.
Todo irá bien, compi. Y ya lo sabes... amunt, siempre amunt, ¿de acuerdo? Que no me entere yo de lo contrario...
AVALON