sábado, 23 de junio de 2007

CALLE QUIMERA


Las sombras de la tarde van oscureciendo lentamente los edificios de la Calle Quimera, y une su pátina a la de los sueños, que doran las vetustas fachadas en nostágico color de otoño. Avalon y Etinarcadia,empuñando garrochas y candelas, encienden las farolas para iluminar la calle. Son farolas las palabras, farolas que alumbran los más íntimos pensamientos de las personas, lo que sienten, su forma de ser, vertiendo un haz de luz sobre lo que somos, aunque a veces creen sombras caprichosas que puedan desvirtuar la realidad. Las farolas de Avalon y Etinarcadia despiden luces inciertas sobre esta calle, situada en la brumosa frontera entre sueños y realidades, en esa especie de tierra de nadie donde nada es cierto y todo es posible, donde toman cuerpo los anhelos, miedos, dudas, sentimientos, sueños y utopías que, a través de una ventana, se escapan del alma. Donde a veces escupen en alguna escondida esquina su hígado, mezclado con palabras.

Está bulliciosa hoy la calle... Charlan amigablemente mientras pasean por ella un soñador poeta peruano, que malesconde su poesía entre los pliegues de su agridulce realidad; una dulce chica que tiene guardada su alma en un tintero de China y que escribe con lo que ella destila en el tintero; una valiente escritora que en vez de andar sobre sus piernas lo hace sobre algo muchísimo mejor: la pasión; un simpatiquísimo chico que mantiene un idilio en la distancia con su tierra, a la que adora; un exquisito artista de apellido impronunciable que modela sentimientos y belleza con cualquier material, incluso con palabras; un culto y socarrón misántropo que abandona su caverna de vez en cuando para sembrar pensamientos envueltos en música; una encantadora dama que ha descubierto en su madurez lo que es la vida, la recomienza a cada instante, y hace bandera de ella; una decidida mujer que no tiene nada que demostrar, y que entre velos a veces muy tupidos se deja asomar desde su isla; un lúcido analista de su realidad, social y personal, que está dispuesto a triunfar en su particular travesía por la vida; una resuelta mujer que denuncia sin ambages el maltrato al mundo en que vivimos; un inteligente y prometedor diseñador gráfico con madera de escritor, muy buena madera; un chico dulce y atormentado que se busca a sí mismo en la vorágine de la gran ciudad, con sus escritos y su guitarra como brújulas; un hombre entrañable, amante de sencillos placeres que, cambien los vientos como cambien, nunca dejará de ser un tío legal; un inquietante poeta que no quiere que su nombre sea pronunciado, que camina sobre las aristas de sueños de nostalgias; un jovencísimo y prometedor poeta de enreversados versos; una dulce mujercita que a media luz susurra incansablemente su amor... Son sólo algunos de los viandantes que se cruzan casi a diario por esta calle, y que se detienen a cruzar unas palabras con sus dos moradores.


Las farolas ya están encendidas, las primeras sombras nocturnas van envolviendo suavemente entre su alas los edificios, y Avalon y Etinarcadia invitan a los amigos que por las aceras transitan a tomar unas copas en La Taberna del Irlandés, la mejor de la calle. Al entrar, mientras toman asiento, son recibidos por los murmullos apagados de risas y conversaciones borrosas como neblina, que se elevan entre el humo de los cigarrillos y los suaves acordes de la música que suena de fondo. Son las de los inquilinos de Calle Quimera, que llevan allí ya un buen rato. Guerreros de todas las épocas, princesas, hadas, duendes, piratas, enamorados, músicos, lobos solitarios, androides con corazón, hombres de negro y hasta algún hombre de las estrellas que se despistó una vez y ahora se ha hecho asiduo de la calle charlan animadamente en sus mesas, tenuemente iluminados por la incierta luz de los candiles y de diminutas velas, cuyas llamas oscilan suavemente. Pequeños pebeteros desprenden el aroma dulzón y almizclado de delgadas varas de un raro incienso, que al mezclarse con las risas, el runrún de las conversaciones, el humo y la música dotan de una mágica irrealidad a la estancia. En una esquina, San Pedro y el Ángel caído juegan su tradicional partidita, esta vez sin Etinarcadia y Avalon, que en estos momentos ejercen de improvisados camareros llevando y trayendo cervezas a sus amigos. El hombre blues toca el saxo cerca de ellos, improvisando, más para sí mismo que para los demás. Soledad anda de mesa en mesa, acercándose a unos y a otros sonriente, peligrosamente insinuante, como suele hacer después de la segunda copa. Sentado en la barra, Dolor, insaciable bebedor de vino y buen amigo del Irlandés, confraterniza con éste, que más de una vez le invita a una botellita. Muy cerca de él, el mismo Jesucristo apura un cigarrillo y bebe cerveza con un cierto cansancio en la mirada. Nostalgia y Desamor, en una mesa un poco apartada, se hablan al oído, paladean despacio sus copas de Angostura y de vez en cuando se besan sin apenas disimulo. La risa contagiosa de Alegría, que no cesa de charlar y mover inquieta su cuerpo al ritmo de la música, se oye desde todos los rincones de la taberna. Esperanza contempla la escena, un poco apartada en la barra, indecisa sobre si sumarse o no a alguno de los grupos que charlan y ríen animadamente. De acá para allá deambula el hombre lámpara, aportando su luz a quien la necesita. Y por supuesto no falta la Acunadora de lágrimas, esa que nos duerme la pena bañándonos en su Mar de la Calma...


Hoy y ahora, a las 11 y pico de la noche, hace 5 meses que se abrió Calle Quimera, y que se pobló de todos estos habitantes. Poco a poco habéis empezado a transitar por sus aceras y a entablar amigable conversación con ellos. Y queremos daros a todos las gracias por estar ahí, amigos.

CALLE QUIMERA

38 comentarios:

Unknown dijo...

Las gracias son para vosotros, amigos, anfitriones de este grupo inquietante de visitantes. Gracias por recibirnos con cariño siempre. Más o menos por las mismas fechas, unos días después por ser preciso, inició este poeta su Crónica del Viento. Siempre ha sido un placer pasear con vosotros por la Calle Quimera. Besos y abrazos,
V.

Mónica Lima Quinto dijo...

Felicidades por los cinco meses; ya quisiera yo poder escribir así.
Saludos,

Cuto dijo...

Y es que las calles agradables se llenan de gentes siempre dignas de conocer...

Y a los sitios de buen recuerdo se vuelve siempre...

Saludos

poca luz dijo...

...hoy si tengo algo que demostrar.

Os he dejado un regalito en mi blog.

SCD dijo...

Pues muchisimas felicidades, es un verdadero gustazo pasar siempre por esta calle, desde que entré por primera vez supe que tenia que regresar una y otra y otra y otra... vez.
Un ciber-abrazo para ti Avalon y un abrazo a secas para Etinarcadia que sabemos que son conceptos que le quedan grandes, jajaja (broma).
Y que siga la fiesta en La Taberna del Irlandés por mucho tiempo más.
Saludos!!!!!!

Alberto López Cordero dijo...

Seguiré paseando por vuestra calle, impregnándome de ese olor entrañable y acogedor que sale de casa una de sus puertas y ventanas, donde aunque sea por un momento, el tiempo se detenga y nos haga soñar y recordar otras tiempos otras vidas y tal vez un mañana mucho mejor. Un abrazo a los dos y gracias a vosotros por hacernos mucho más agradable sentarnos frente a un monitor.

Gerardo Omaña Márquez dijo...

Como me alegra...y como! visitar esta jungla de palabras que llegan y nos confunden en un solo grupo de habitantes de tan acogedora calle:

"situada en la brumosa frontera entre sueños y realidades, en esa especie de tierra de nadie donde nada es cierto y todo es posible, donde toman cuerpo los anhelos, miedos, dudas, sentimientos, sueños y utopías que, a través de una ventana, se escapan del alma. Donde a veces escupen en alguna escondida esquina su hígado, mezclado con palabras"

Hoy quiero que reciban mis besos en sus almas.

Cuto dijo...

Gracias por tu visita... me alegro que coincidamos en ciertas "cosas"...

Besos

Calle Quimera dijo...

No se puede recibir más que con cariño a quien entra con amistad, con empatía, Poeta.Y hemos tenido la inmensa suerte de tener contertulios, más que comentaristas. ¿Cómo no iban a surgir lazos de afecto...?

¡Muchas felicidades para ti también, compañero! Y espero que durante mucho tiempo sigamos todos al pie del cañón.

Un beso y un abrazo muy grandes.

Calle Quimera dijo...

Gracias, Mónica, eres muy amable, de verdad... Cada cual tiene su temática, y cada temática tiene su forma de escribir sobre ella. Y unas no son mejores que otras, solo distintas.

Te agradecemos muchísimo tus palabras y tu presencia en esta calle, siempre bienvenida. Un beso.

Calle Quimera dijo...

Esta calle ha tenido mucha suerte con las personas que transitan por ella, Ignatius, te lo digo desde el fondo de mi corazón. Y tú eres una de ellas, de esas que siempre recibes con agrado; y desde luego, de las que gusta visitar. Es muy agradable encontrar lugares donde fluye la sensibilida como el agua de esos ríos que tanto te gusta frecuentar.

Claro que siempre se coincide en algunas cuestiones. Y vivencias...

Gracias por estar ahí. Un besote.

Calle Quimera dijo...

¡¡Uffff!! Nada, nos hemos quedado con los ojos a cuadros, te lo aseguro... ¿Y ahora qué te decimos? Porque la palabra "gracias" se nos queda chica... De verdad, no te imaginas la ilusión que nos ha hecho vernos en esa lista que has elaborado.

Un beso muy grande, Bea, y de parte de mi compi, salud también.Gracias...

Calle Quimera dijo...

Y bien sabes, SCD, cuánto nos alegra que tomases esa decisión. El leopardito ese es ya como la familia, en serio..;-) Y el que está detrás del leopardito también...

Un ciber abrazo para mí, y un abrazo a secas para Etinarcadia, ¿eh? jajaja... Mejor, porque a tenor de la definición de ciber abrazo que le diste en tu blog, no le convienen. No está el estómago de mi compi pa mucho picante..je.. Le encanta, pero no debe. Hala, castigao..;-)

Besos enormes, SCD. Que siga la fiesta, y contigo en ella.

Calle Quimera dijo...

Qué bonito lo que has dicho, Alberto, qué bonito... De verdad que nos ha llegado al alma, a los dos. Personas como tú dan calidez a esta calle, dan ganas de pasear y trabajar en ella.

Es necesario soñar, escapar a ratos de la realidad cotidiana, pasearse por los recovecos del alma humana, por lo que alegra, entristece, hace dudar, reflexionar, y hasta transitar por otras dimensiones. Pero más necesario aún que todo eso es soñar con un mañana mejor, porque a base de desearlo muchas veces se hace realidad. Sobre todo cuando luchamos por lo que soñamos.

Un beso muy grande, Alberto.

Calle Quimera dijo...

Gracias por integrarte en esta jungla de palabras, Gerardo. Y por esos besos, que el alma siempre está necesitado de ellos.

Besos y abrazos para ti también.

El perro andaluz dijo...

Desde aquí veía las luces que irradiaban las farolas de Calle Quimera. Desde aquí escuchaba el rumor de sus gentes y su cadencioso trajinar. Desde aquí es que los sentía. Y como las distancias son sólo pasos sin andar, yo he caminado sin prisa y he llegado.
Que el bulicio no se acabe y la noche no se extinga.
Reciban mi cariño, admiración y respeto.
Se les quiere a rabiar.

txanba dijo...

no sé tiene tantas imágenes literarias, llena de metáfora que me es difícil quedarme solo con una o dos... lo cierto es que lo sigo leyendo. un abrazo.

Calle Quimera dijo...

Tenías que sentirlo, Allan, porque estabas aquí. Llegaste de los primeros, ¿no te acuerdas? Y estuviste toda la noche sin parar de beber, charlar, reír... Cada vez que te miraba de reojillo tenía la impresión de que lo estabas pasando bien. Que no termine el bullicio, la fiesta, la noche, la amistad... Que no terminen nunca.

Sabes que eres correspondido por los dos moradores de esta calle en la misma medida, querido Allan: a rabiar.Un beso enorme, de los de verdad. Los virtuales también pueden ser reales si uno lo siente así.

Calle Quimera dijo...

¿Y si te quedas mejor con una cerveza, Txanba? Aquí tienes una, bien fresquita.Y un beso...

María Narro dijo...

Sois un par de enormes Quimeras. Gracias a vosotros y felicidades por esos cinco meses.
Un beso.

Calle Quimera dijo...

Tú sí que eres enorme, María, ya lo creo... :-)

Gracias por tus palabras, y por estar aquí. Un beso.

Anónimo dijo...

Quimera... los dos. Yo no sólo os felicito por estos cinco meses sino que agradezco vuestra iniciativa de abrir este blog, original, poético, narrativo, musical y que lo viváis con tanta fuerza e ilusión, precisamente eso lo contagiáis a los demás y creáis el deseo de compartirlo y de transitar sus calles.
Enhorabuena y un fuerte abrazo a ambos.

Stephanie Stoopen dijo...

Qué suerte encontrar la calle mientras vagaba perdida por el confuso camino virtual. Gracias por regalarnos "farolas que alumbran los más íntimos pensamientos de las personas". Esto es sólo el comienzo de un largo camino, que estoy segura, tendrá fruto abundante.

Muchas felicidades y muchas gracias.

Anónimo dijo...

Fue una gran suerte que se abriera esta calle en la que uno se encuentra tan a gusto. La calle que soñé desde que era pequeña y cuando un día abrí los ojos y la ví, supe que era la de mis sueños y que jamás podría marchar de allí.

Me siento bien con los inquilinos y con los transeuntes. Es una calle que entre vosotros dos habeis hecho acogedora y encantadora.

Un gran abrazo a los transeuntes por estar ahí y un beso muy grande a vosotros dos.

Malena.

Nosotras mismas dijo...

Veo que por esta calle transita mucha gente agradable, seguro volveré :)

Recomenzar dijo...

Es increible cinco meses ya que nos seguimos y que disfruto de tus letras.Seguí escribiendo, asi nos deleitas

Anónimo dijo...

Hace poco que llegué a esta calle. Bastante poco. Pero, desde que se hizo realidad esa circunstancia, debo decir que no he dejado de transitar por ella tantas veces me ha sido posible; que..., no sabría decir por qué, los seres que la habitan, que caminan por los múltiples senderos y acerados de diferentes colores y texturas que conforman el pavimento de la misma, tienen algo común con esa irrealidad cambiante que soy y que nunca podré definir.
Es curioso que a algunas de esas personas desconocidas física -debido a su embozado cibernético-
y psíquicamente les encuentre un parecido conmigo. ¿Cómo es posible?
Si no me conozco -aunque llevo muchos años intentando saber quién soy- y no conozco a los otros... ¿qué efecto sedante produce esta calle para que los que por ella transitamos encuentren un rinconcito donde reconocerse y reconocer a los demás. ¡Algo tendrá esta calle...!
¡Algo tendrá!

Anónimo dijo...

He venido a pasear un poco por Callequimera.Tengo la intención de sentarme en la Taberna del Irlandés para charlar con alguno de sus parroquianos, a ver si me inspira con alguna de sus historias. El ambiente es agradable y hay una música que invita a conversar.¡Disfrutemos del momento!

G.Ruiz dijo...

Un dia de esos en que te distraes llegue a esta calle la recorri y decidi convertirla en un paraje para descansar y pasear cuando la rutina se hace pesada, felicidades popr estos cinco meses que son el preambulo para muchos mas que vendran !! Saludos Avalon y Etinacardia!!

Calle Quimera dijo...

Muchísimas gracias por tus palabras, Miguel. Efectivamente, vivimos el blog con fuerza e ilusión; lo haremos mejor o peor, pero desde luego de esos ingredientes que mencionas no nos faltan. Y nos llena de alegría saber que somos capaces de transmitir algo, eso es lo que más puede ilusionarnos.

Gracias de nuevo por estar ahí, amigo. Un abrazo enorme.

Calle Quimera dijo...

Ese vagabundeo tuyo nos ha permitido un encuentro recíproco del que en esta calle nos alegramos muchísimo. Esperemos que sí, que podamos celebrar mucho más tiempo nuestra permanencia en este medio con vosotros.

Y gracias a ti por dejar que la luz de nuestras farolas se proyecten sobre ti. Un beso.

Calle Quimera dijo...

No te imaginas la ilusión que nos han hecho tus palabras, Malena, te lo aseguro; haber logrado hacerte partícipe de nuestras quimeras nos lena de satisfacción.

Es fácil sentirse a gusto con los transeúntes de esta calle.... Un beso enorme.

Calle Quimera dijo...

Gracias por vuestra visita, Telepatéticas,por aquí encontraréis una excelente compañía en vuestro transitar, ya conocéis un poquito a algunos de los que frecuentan esta calle .

Un beso.

Calle Quimera dijo...

Cinco meses ya, Mucha, y casi parece que fue ayer cuando inauguramos esta calle... Gracias, como siempre, por pasear por ella. Un beso.

Calle Quimera dijo...

¡Uff!! Paco, no imaginas lo mucho que nos han llegado tus palabras, y cuánto te las hemos agradecido.

Los seres que habitan esta calle creo que son los mismos que transitan por cualquiera de las múltiples avenidas de que se compone un alma humana: la esperanza, la ilusión, el dolor, el amor, el desamor, la fantasía, los anhelos ocultos... Todo eso forma parte del acerbo emocional tanto tuyo como del de cualquiera que pueda leernos; en ese aspecto creo que todos estamos hermanados, tenemos los mismos deseos, los mismos miedos, dudas, sueños... Quizás ahí es donde nos reconocemos a nosotros mismos y a los demás, en ese poso común que todos compartimos.

Sí que algo tiene esta calle: buena gente que pasa por ella, y que nos anima a hacer las cosas lo mejor que podemos. Un beso, y gracias por tu presencia.

Calle Quimera dijo...

Malena, esta es tu casa, lo sabes bien; puedes entrar y salir de ella a tu antojo, revolver entre sus papeles y todo lo que te haga sentirte una de nosotros, no una invitada. La musiquita suena, ¿qué quieres de beber..?

Carpe diem, querida amiga, sí señora.Disfrutemos todo lo que podamos en esta vida, que nunca se sabe lo que hay a la vuelta de la esquina. Un besazo.

Calle Quimera dijo...

Nos alegramos inmensamente de que tu distracción te hiciera recalar por estos lares, Gustavo. Gracias por tus palabras y por tu presencia, y sí, esperemos que solo estemos en los primeros cinco meses de otros muchos grupos de cinco que vendrán.

Un besote.

Anónimo dijo...

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